El crecimiento económico relativamente débil de México y los mayores riesgos de baja para el mismo, así como los desafíos que esto podría imponer sobre la estabilización de la deuda pública mexicana, están impulsando la Perspectiva Negativa de la calificación soberana del país, señaló Fitch Ratings en un informe especial.
«La mayor incertidumbre económica como resultado de la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, quien ha aludido a renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con México e imponer controles de inmigración más estrictos, podría mermar la demanda interna mexicana en el corto plazo», refirió la calificadora con sede en Nueva York.
Fitch revisó la Perspectiva de la calificación soberana en moneda extranjera y moneda local de México a Negativa desde Estable en diciembre de 2016 y afirmó sus calificaciones de largo plazo en ‘BBB+’.
El crecimiento de México de los últimos cinco años de 2.5 por ciento es más débil que la mediana de la categoría BBB de 3.1 por ciento, esto podría continuar en 2017−2018, en la medida en que la inversión se viera afectada por la mayor incertidumbre económica.
«La volatilidad del precio de los activos ha aumentado después de las elecciones de EU, pero no se sabrá la magnitud de las potenciales ramificaciones de las políticas estadounidenses sobre México hasta que se den a conocer más detalles sobre el alcance y contenido de los cambios que se realizarán en términos de comercio exterior y asuntos de inmigración», refirió.
Informó que el déficit en cuenta corriente ha aumentado en los últimos años y cualquier impacto negativo sobre las remesas (las cuales provienen principalmente de EU) y los flujos de comercio (más de 80 por ciento de las exportaciones de México se destinan a EU) podría empeorar aún más las dinámicas de las cuentas externas. Además, una caída en la inversión extranjera directa podría tornar el financiamiento del déficit en cuenta corriente más dependiente de los flujos de portafolio y del endeudamiento externo.
La carga de la deuda del gobierno general de México de 2016, estimada en 46 por ciento del producto interno bruto, es más alta que la mediana de BBBs, de alrededor de 40 por ciento, por lo que ejerce presión adicional sobre el perfil crediticio de México.
Fuente: El Financiero