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La esperanza de la Renta Básica Universal

Publicado por
José Cárdenas
POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia
Dudo mucho que la imperativa de establecer la Renta Básica Universal (RBU) como parte de un nuevo modelo, otro contrato social, realmente funcione a largo plazo si no existe primeramente la voluntad de una mayoría por hacerla efectiva.
Analizando el contexto de su tiempo, Jean Jacques Rousseau, esgrimió con sapiencia que “cuando el Estado próximo a su ruina no subsiste sino por una forma ilusoria y vana, cuando la relación social está rota en todos los corazones cuando el más vil interés se adorna descaradamente con el sagrado nombre del bien público, entonces la voluntad general se vuelve muda, todos guiados y por motivos secretos no opinan más como ciudadanos como si el Estado no hubiera existido jamás y falsamente bajo el nombre de leyes, hacen pasar decretos injustos cuyo único objetivo es el interés particular”.
Ahora que los demógrafos y los economistas buscan nuevas fórmulas socioeconómicas bajo un Estado con presupuestos acotados, escasos y restringidos, resurge la tendencia –en cierto sector-, en pro de crear un subsidio permanente a fin de corregir ciertos desequilibrios en el ingreso de las personas. Hoy por el hoy, el trabajo por sí mismo, no es garantía de tener una nómina lo suficientemente holgada como para hacer frente a todo cuanto el trabajador requiere para vivir dignamente. El trabajo precario es una dolorosa y cruel realidad.
Una de las bazas es recurrir a la Renta Básica Universal. Suiza, siempre sui generis, en un referéndum al respecto, su ciudadanía rechazó de forma mayoritaria que el Estado helvético estableciese una renta fija mensual equivalente a 2 mil 260 euros, para todos sus ciudadanos independientemente de su situación económica y social.
En cambio, Finlandia y Canadá, este 2017 llevan a cabo distintos programas pilotos al respecto para analizar primeramente los costos-efectos-beneficios de que el Estado asuma semejante envergadura que constituye una nueva piedra angular del Estado de Bienestar.
Y no está exento de polémica, pero insisto, es un piloto. En Finlandia, las cobayas son 2 mil desempleados de entre 25 a 58 años los que recibirán una renta mensual de 560 euros (exenta de impuestos) hasta el último día de diciembre de 2018.
Nada tiene que ver con otro tipo de ayudas en Finlandia, la intención es dar seguimiento al impacto en la calidad de vida de la persona que lo recibe y si lo procesa como un estímulo o como una especie de benzodiacepina con cierto efecto de apocamiento que lleve a la persona a conformarse con lo que hay y punto.
También en Canadá tienen su propio laboratorio social: en Ontario, el gobierno de Justin Trudeau prueba la renta universal para todos sus ciudadanos con mil dólares canadienses mensuales (695 euros al cambio) entregados por los canales oficiales.
A COLACIÓN
Son precisamente los acuciantes desequilibrios imperantes en casi toda nuestra cotidiana esfera los que evocan el anatema de la búsqueda, cada vez más efectiva, de soluciones reales que detengan futuros e inminentes problemas derivados de cada vez menos gente con más y más sin menos.
Existe una real preocupación debido a que más de la mitad de la población mundial está sumida en distintos tipos de pobreza, el temor lleva implícita una desigualdad social que es óbice para una paz estable y duradera. La quimera.
¿Cómo se reduce la brecha? Una parte teoriza que se logrará únicamente introduciendo la mano correctiva del Estado mediante la Renta Básica Universal, el dilema es asegurar que se puede hacer frente a esto porque la población está dispuesta a aportar más vía impuestos –ya sean directos o indirectos-, pero de algún lado deberá salir ese caudal.
¿Puede ser exitoso? Veremos los primeros resultados preliminares aunque ya de entrada algunas hipótesis y variables de la ecuación son excluyentes por ejemplo, atañe únicamente a ciudadanos y aquí la pregunta es qué es un sin papeles o cuál es el carácter civil de un vagabundo; ¿cómo se aplicará la renta básica de forma vertical u horizontal? ¿Cómo evitar a su vez que eso se convierta en un efecto de llamada imán de nuevos inmigrantes ilegales?
No es sencillo y la idea es hermosamente utópica, un mundo sin pobres o al menos con los menos pobres posibles en los que todos cuenten con un dinero mensual.
Pero repito no es fácil no si esto se llegase a aplicar únicamente en los países más industrializados y desarrollados; no cuando el sistema de pensiones está al borde de colapsar inclusive en muchos países industrializados y desarrollados.
Crear sociedades más homogéneas es un reto titánico, si se lograra amalgamar políticas fiscales diferenciadoras que realmente graven a quien más tiene, el método correctivo podría reequilibrar esas brechas; si a su vez redujera la corrupción, si tuviéramos cero corrupción, no habría entonces desvío de recursos públicos y las ayudas llegarían efectivamente a quien más lo necesita.
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José Cárdenas