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Julian…

Publicado por
José Cárdenas

Colaboración de Carlos Raul Navarro Benitez

La mamá desde Japón:  ¿Cómo estas? Respuesta del hijo en México: Pagemuye  untes seromet pon déjume! No olvides comer bien Respuesta:  Aguntes simrjhaton raumbetre! ¿Hazle caso a tu abuelita? Respuesta: Jiukuter fifretome asfdepport! Me dicen que quieres ir a la escuela. Respuesta: bghyutere hgtyuitre iopkjutsa. Es la transcripción literal de un diálogo escrito a cientos de miles de kilómetros por watsup.

La última vez que se había dado un mensaje similar fue hace seis años. En otro watsup se empezaron a recibir textos similares. Sin venir al caso, aparecieron en la pantalla del interlocutor frases como: deproteinte casetuone biterendo y otros en diferentes días y horarios que trazaban: geruntebrune dimentarenmi rekukomeni y también sawuyumerete infryrutem dinuyterompo.

En este caso, el segundo, se produjeron en el contexto de la muerte del padre. Un médico prolífico, padre de 13 hijos. Numero cabalístico y esotérico. La prole, una porción, había especulado sobre la posibilidad de que tan inquieto individuo pudiera comunicarse desde el más allá con los que se quedaron contritos acá.

El mayor de sus hijos recibió aquellos enigmáticos textos y comentó con una decena  de vástagos restantes. Las interpretaciones fueron múltiples. Desde la posible ubicación de un lote perdido de lingotes de oro que probablamente formaban parte de la herencia. Hasta la receta extraviada con su partida de una salsa borracha para aderezar huevos tibios con frijoles con los que tanto gozaba en las mañanas, ese extinto y prolífico galeno.

Uno de ellos en especial, de los hijos, que militaba en las huestes de los Hare Krishna ofreció solicitar al templo textos vedas originales para cotejarlos y obtener alguna pista.Otro, antropólogo destripado,  intuyo que se trataba de un dialecto desconocido de los indígenas originarios de la época prehispánica asentados en Tepatitlan, Jalisco, de donde era originario el endocrinologo recién muerto.

Un tercero, sibilino, refirió que los franceses invasores de otros tiempos habían circulado allí. La cruza con campesinas habría generado ese cúmulo de palabras que hasta sonaban exclamaciones de placer resultado de los amoríos nada forzados.

Otra pesquisa que se analizó con fruición fue la que conducía a los enigmáticos textos habían sido emitidos en la época desde donde se había mudado de dentadura el añorado hombre de bata blanca. Y que impedían que hablara con claridad. Le solicitabas un préstamo momentáneo y respondía presto a pesar de que nunca prestó: nojabmoninow ishtupidiño ñiñoguevonshiño. Parecía que había aprendido portugués o en su caso portuñol chilango.

Retornando al diálogo maternal, su origen era totalmente distinto al que involucraba una potencial alma en pena que tampoco encontraba el purgatorio y deseaba entablar contacto con sus deudos de está contaminada y depredada tierra a punto de extinción. En este mortuorio desenlace, los enigmáticos párrafos emitidos y enviados al watsup correspondían a otra vaina.

A que un par de gemelos traviesos, nietos de otra abuela distraída, tomaron su celular y apretaron las teclas sin oficio ni beneficio. Nada que ver con mensajes del más allá a los atribulados familiares de por  acá. Con esa aclaración se zanjaron las especulaciones esotéricas y volvió la normalidad incomunicada con el que andaba ausente.

Retornando al intercambio filial, moder an son, desde comarca del Sol Naciente y mexicalpan de las tunas, su origen se remonta a  cuando este hijo nativo de acá estaba aprendiendo a leer y escribir. Uno de esos días sorprendió a su abuelo, que se disfraza de Minion para interactuar, con la lectura a trompicones de un libro típico para infantes. Con prístina claridad leyó: mama, papá, caca, pipi, moco  y así por el estilo. Luego solicitó lápiz y papel para escribir con caligrafía temblorosa las palabras que se le mencionaban.

En el marco de una alegría mayúscula de tamaño vejestorio, padre de su madre, este chamaco de cinco años, se siguió de largo con parrafadas heterodoxas pero creativas. La jefa, inmediatamente intento corregirle para que retornará a la ortografía tradicional y correcta. Este pedazo de hombre, rebelde sin causa a esa edad, continuó redactando a su manera algo como así: retuynetrupenot fybuterimoutesin gudtwqeremet.

Para intentar salvar al mocoso de la reprimenda maternal y del bochorno,  al abuelo se le ocurrió contarle que estaba diseñando un nuevo idioma que revolucionaria al vetusto español. O en otra opción, a pesar del encabronamiento maternal,  que había aprendido a redactar en chino, vehículo fundamental para hacer negocios y comunicarse en un mundo globalizado.

El caso es que Julián descubrió una fórmula de expresión y comunicación que puso de cabeza tanto a su hogar  como el entorno donde se desenvuelve. A la menor provocación, cuando su maestra se pone densa, que es muy seguido, le suelta interjecciones y parrafadas de aquella envergadura oriental. En el hogar junto con carritos y muñecos inventa historias durante horas  en ese idioma o dialecto que parece extraterrestre pero que sin lugar a dudas es chino tipo chichimeca.

A su abuelo Minion que le incitó  a tal aventura lingüística deslumbrante, le llama seguido por teléfono. Particularmente cuando está aburrido de parlar con comunes y corrientes. Los diálogos que se escuchan podrían formar parte de cualquier documental desde donde Mao Zedong incitaba a sus adherentes del Kuomitang y sometidos azorrillados a practicar la Revolución Cultural.

Le solicite gozoso que me enviara un párrafo de los suyos para acompañar un trabajo que realizaría para presentarlo en la universidad sobre lenguas exóticas pero gozadoras. Juro que este fue el que emitió. En caso de que requieran traducción es cuestión de pedir cita para parlar y desentrañar su significado. Lo comparto con ustedes: nbhgfdrtreytrewaquesrtda bhgcdaertxxzasopommuyat juiplñopomertebcdase nuhgfdsaqwertmn bnmvcdzsaertsesv.

Hay una píedrita  en este guiso de arroz, evidentemente chino. Su padre, un abogado inteligente y prestigiado se muestra atribulado. Tal vástago primogénito cree realmente que parla en chino y lo presume en casi todos lados. A pesar de su capacidad para negociar todo tipo de conflictos densos y verborrea jurídica impecable tampoco puede convencerlo de lo contrario. Ese es un trocito muy pequeño del torrente de vida que es Julian mi nieto. Prepárense, pronto sabrán de él nuevamente.

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José Cárdenas