El robustecimiento de las instituciones y la democracia, así como acelerar la instrumentación de las reformas estructurales, es la mejor “vacuna” a cualquier amenaza populista en México y el mundo, consideró la subsecretaria de Hacienda, Vanessa Rubio Márquez.
Ante cualquier coyuntura económica y política, lo que tenemos que hacer es la chamba doméstica, el trabajo doméstico, que es la instrumentación de las reformas, continuar buscando competitividad, fortaleciendo integración, la diversificación comercial que se ha planteado y con ello lograr mayores fuentes de crecimiento, de demanda interna y de creación de empleos”, dijo.
Instrumentar las reformas permite ya comenzar con andamiajes institucionales y contratos públicos y privados que “amarran” estos cambios estructurales en el mediano y largo plazos, independientemente de cualquier valoración política en cualquier coyuntura, enfatizó la funcionaria de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Ante el populismo o liberalismo, hay que tener resultados y mostrar que el modelo de libre mercado, de integración, de reformas estructurales, de solidez macroeconómica, de prudencia fiscal y de buen manejo de deuda, son respuestas adecuadas a los momentos de alta incertidumbre que se viven.
Así, destacó, el andamiaje institucional y las mejores políticas económicas implementadas por México «nos agarró mejor parados institucionalmente, mejor parados con políticas sanas y mejor parados con una serie de reformas que nos permiten dar cauce a la consolidación del mercado interno y a la generación de mayor demanda interna”.
Fuente: Excélsior
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El problema de los neoliberales es que no entienden que no entienden, la cantaleta de las reformas estructurales como condición para el despegue económico del país, ya demostró hasta la saciedad que es el rumbo equivocado; la matriz civilizatoria anclada en el poder, mercado y la propiedad privada, han llevado a la humanidad a las crisis: climática, alimentaria, institucional y valoral; la que se concreta en el lucro, acumulación y consumo, movido por los combustibles fósiles; todo esto nos ha llevado a esta crisis por la que transita la humanidad.
Es el tiempo de hacer un viraje de la propuesta económica, ni populismo ni liberalismo consumistas. El giro civilizatorio que se requiere en en otro sentido, hacia una mirada vitalocéntrica o vitalofílica y no un humanismo que considera al humano como la máxima creación de la naturaleza. Hay otras miradas desde Abya Yala que son una opción otra para vivir el mundo, estar en armonía con nuestra Madre Tierra en la lógica de la complementariedad simétrica entre humanos y especies que vivimos el mundo.
No hay a dónde hacerse, sólo que nos mudemos de planeta.
Entonces, el discurso arriba expuesto ya es obsoleto, retardatario, fuera de tiempo, y sobre todo, de época.