Fue Fernando Alonso el último en salir a pista en la segunda sesión de libres de este GP de Australia. Ya está en la tercera curva cuando un la mayor parte de los corresponsales regresan a sus asientos moviendo el labio inferior hacia el superior. Bueno, vienen a decir, no está tan mal… Y es que el piloto español, por cierto los enviados especiales apenas eran de nuestro país, pocos somos por las antípodas, no empezó tan mal como los augurios decían en este viernes de Melbourne.
Terminó duodécimo, muy lejos de los mejores, a 2,3 del tiempo de Hamilton, pero cerca de los Force India, por delante de Williams o Sauber… En fin, luchando con la clase media. Y gracias a sus manos porque, una vez más, le vimos batallar contra su monoplaza en cada curva, reaccionando a los sobrevirajes y los subvirajes de su McLaren Honda al que le falta demasiado aún. No fue un desastre, pero sigue muy lejos. Fernando le metió seis décimas a su joven y brillante compañero Stoffel Vandoorne, lo que muestra la calidad del coche en estos momentos.
Y ya que de calidad escribimos, tenemos que referirnos a dos pilotos que fueron protagonistas: Hamilton y Sainz. Ambos, junto a Alonso, fueron los que más diferencia tuvieron a su favor con sus compañeros de equipo. El inglés lideró la sesión y va a medio segundo mejor por sesión con respecto a Bottas, que paseaba sonriente a pesar de todo por el paddock, y el madrileño logró un espectacular séptimo puesto por el décimo de Kvyat con medio segundo sobre el ruso y muy cerca, en la misma décima, del tiempo de Max Verstappen con el Red Bull.
Los coches energéticos están en la élite, aunque lejos aún de los Mercedes y con los Ferrari encogiendo con respecto a los test, a pesar del segundo puesto de Vettel a más de medio segundo de Hamilton. El inglés voló y casi batió el mejor tiempo de siempre aquí, de Seb en la Q3 de 2009. Así empieza esto, este primer día de Fórmula 1 de la temporada.
Fuente: AS