Este fin de semana se llevó a cabo la reunión de ministros de finanzas y banqueros centrales del Grupo de los Veinte (G20) en la ciudad de Baden Baden, Alemania. Esta es la reunión previa a la reunión cumbre que se llevará a cabo en julio en Hamburgo, Alemania, en donde participarán los jefes de estado. El G20 se reúne anualmente con jefes de estado desde 2008 y la presidencia de este grupo se va rotando anualmente. El año pasado China llevó la batuta, este año la presidencia está asignada a Alemania y el año que entra, Argentina encabezará el G20 y las reuniones se llevarán a cabo en ese país. El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF por sus siglas en inglés) –que funge como la asociación de bancos del mundo y que encabeza actualmente Axel Weber, ex Gobernador del banco central de Alemania y Presidente del banco suizo UBS-, lleva a cabo una reunión previa al G20 para “interceptar” a sus principales actores y tener reuniones privadas. Grupo Financiero Banorte, como socio del IIF y personalmente, como miembro del Comité de Estudios Económicos de ese instituto, tuve la oportunidad de asistir a esta reunión, que se llevó a cabo la semana pasada en Frankfurt, Alemania. En esta ocasión, nos acompañaron Christine Lagarde, Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), José Ángel Gurría, Secretario General de la OECD, el Ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble, los secretarios de finanzas de Brasil y Sudáfrica, Henrique Meirelles y Pravin Gordhan, Jens Weidman, Gobernador del banco central de Alemania, varios miembros de la Junta de Gobierno del Banco Central Europeo (ECB), el distinguido economista Jacob Frenkel, Presidente de JPMorgan Chase International y otros Presidentes de Consejo y Directores Generales de instituciones financieras de todo el mundo. Si bien se trataron numerosos temas de índole global, el tema que predominó fue la lucha en contra del proteccionismo comercial y migratorio, a pesar de que al final decidieron eliminar las fuertes condenas que siempre dirigían a toda forma de proteccionismo.
Debido a la tendencia populista de ultra-derecha que se ha estado observando en varios países desarrollados, como el Brexit en Reino Unido, así como la posibilidad de que partidos anti-Euro ganen elecciones en Europa y más importante aún, el triunfo de Donald Trump en la elección de Estados Unidos, muchos intelectuales han escrito que ha llegado el fin del multilateralismo, al menos en el corto plazo (mientras duren los gobiernos con tendencia anti-globalizadora). En este mismo sentido, muchos periódicos han publicado artículos que hablan de que el G20 va a ser un auténtico funeral. En mi opinión, creo que va a ser todo lo contrario. Creo que va a ser un vehículo muy relevante para “despertar” el sentimiento sobre la necesidad de cooperación internacional, sobre todo en gobiernos con claras tendencias aislacionistas. Ex post, tal vez este G20 pueda llegarse a ver como el más importante de la historia de este foro.
Se dice que el resultado de las reuniones del G20 son un cúmulo de buenas intenciones y que desafortunadamente no resultan en acciones concretas al respecto. En mi opinión, si bien existe algo de verdad en eso, no resto importancia a los esfuerzos que se llevan a cabo en estas reuniones cumbre. Sobre todo en cuatro aspectos: (1) En estas reuniones se marcan las directrices de las políticas de cooperación a nivel internacional. En este sentido, si bien no hemos vistos resultados “de la noche a la mañana”, por un lado hay que tomar en cuenta que los objetivos que se trazan son de mediano plazo y por otro lado, sí han resultado en la conformación de acuerdos específicos, como los Acuerdos de París en materia de cuidado del medio ambiente o la instrumentación de regulación bancaria, como los Acuerdos de Basilea, en su tercera versión; (2) de alguna manera obliga a los gobiernos de los países que aportan el 80 por ciento del PIB a nivel global a tener en cuenta asuntos multilaterales al nivel más alto (Presidentes, Primer Ministros) y no sólo en sus cancillerías y otras secretarías; (3) a diferencia del Foro Económico Mundial -en donde se tratan asuntos de mucho más largo plazo y no necesariamente resultan en compromisos específicos a nivel país-, o las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial –que están más enfocadas en asuntos de carácter meramente económico-, en el G20 existe un componente geopolítico muy importante que puede llegar a ser clave en la resolución de conflictos internacionales, inclusive de carácter bélico ; y algo que creo que puede ser clave en esta ocasión es que (4) considero que es muy diferente “dar la cara”, como jefe de estado (o a otros niveles), y tenerse que pronunciar sobre algún tema multilateral ante pares a nivel global, que sostener una reunión bilateral, hacer una llamada telefónica o mandar un twit. Creo que la presión social a ese nivel se impone hasta al jefe de estado más irreverente, incorporando cierta disciplina a los modos y a los mensajes que se desean enviar. Debido a esto, considero que más que un funeral –como algunos han comentado-, creo que este G20 va a ser una prueba de qué tanto estas corrientes de ultra-derecha pueden mantener su mensaje anti-globalización, cara a cara con mandatarios de otras naciones poderosas, que impulsan el libre comercio, la integración mundial, el cuidado del medio ambiente y que toman responsabilidad por errores del pasado, que los llevan, por ejemplo, a tomar acciones para tratar de aliviar la terrible situación que viven los refugiados sirios, entre otros temas similares.
@G_Casillas
*El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF.