A Miguel Ángel Yunes le gustan el circo, la maroma y el teatro. Una y otra vez, nos ha mostrado su pasión por el escenario mediático y la venganza política ¿Es como el mago que promete liebre, saca gato y acaba de garabato?
La captura de Flavino Ríos, su antecesor inmediato, cae en el terreno del escepticismo sazonado con ruido. El fugaz ex gobernador interino está acusado de tráfico de influencias, abuso de autoridad y encubrimiento, por facilitar la ruta de escape a Javier Duarte, –acusado por desvío de recursos, enriquecimiento ilícito y delincuencia organizada– quien se dice podría estar escondido en Centroamérica, en Europa o bien en algún paraje nacional; la inteligencia policial solo atina a dar palos de ciego.
El cautivo Flavino Ríos admite que prestó el helicóptero del gobierno estatal al ex mandatario prófugo; que lo hizo como una cortesía; que desconocía la existencia de una orden de aprehensión contra su ex patrón.
El sentido común y la sospecha fundada contradicen al nuevo presidiario, alojado en el penal de Pacho Viejo. Nadie podría creer que Flavino desconocía, o al menos no intuía las intenciones de Duarte, el 13 de octubre del año pasado, cuando se esfumó. ¿Conociendo a su ex jefe, no le pasó por la cabeza el apremio de “volarse”, o acaso Flavino tuvo más miedo que cabeza?
Arely Gómez, entonces titular de la PGR, dio a conocer la orden de aprehensión contra Duarte, el 19 de octubre, pero una semana antes la acción judicial se filtró, rompiendo el sigilo y propiciando la fuga. ¿Lo dejaron ir para que no soltara la sopa del dineral que aportó a la campaña presidencial?; ¿por eso la abogada de la nación fue removida?
Así las cosas, Flavino Ríos tendría razón al señalar que no facilitó la huida, por la simple razón de que en ese momento Duarte aun no era un prófugo; el cargo de encubrimiento quizá no sea tan evidente. Los demás, quién sabe.
Sean mangos o papayas, el próximo sábado la justicia decidirá la formal prisión del acusado; se adelanta que Ríos podría pasar un año antes de ser sentenciado, a menos que la defensa impugne con éxito.
Miguel Ángel Yunes da otro golpe mediático, aunque no tan contundente; no es lo mismo pescar al tiburón que al “charalito”.
Cuestionado por el PRI y Andrés Manuel López Obrador, Yunes tampoco logra convencer a la opinión pública que comienza a tomarle la medida. Pensar que Flavino no apoyó a Duarte resultaría ingenuo, pero de ahí a creer que el detenido sea la pieza clave del rompecabezas veracruzano hay un mar profundo de distancia.
Flavino huele a chivo… expiatorio.
EL MONJE FUTBOLERO: Los árbitros meten golazo, azo, azo; la Comisión Disciplinaria de la “liga de la patada” castiga un año al “diablo Triverio, y al “águila” Aguilar; además de la vergüenza, ambos jugadores extranjeros pagarán una multa de cacahuate (33 mil 970 pesos). Volverá a rodar el balón… sin pitos parados. PUNTO Y APARTE: Miguel Barbosa se salió con la suya; puso en ridículo al PRD. El poblano pinchó el globo del escándalo al renunciar “voluntariamente” a la coordinación de la bancada perredista en el Senado. Usted dirá, ah bueno, entonces llega Dolores Padierna a llenar el hueco. Pues fíjese que no. Quince senadores que apoyaron a Barbosa en la batalla, le pintaron cuernos a La Barrales y Los Chuchos dominantes; desinflaron las ínfulas de los fulanos; nombraron al michoacano Raúl Morón Orozco, nuevo coordinador de la bancada amarilla. Padierna trina porque “no convocaron a quienes tenemos derecho de voto y sí convocaron a otros que no tienen derecho de voto”. Barrales mienta ilegalidad. La rebelión en la granja perredista no terminará con esta fragorosa batalla que dará para mucho más, rumbo a 2018. Le adelanto que en agosto Miguel Barbosa renunciará PRD, no antes, ni después, pero no emigrará al nido de víboras de Morena, sino a tragar camote con los poblanos… a quienes quiere gobernar.