El presidente Donald Trump ha dicho exactamente cómo quiere que sea el «muro hermoso, grande» que ha prometido construir en la frontera mexicoestadounidense. Pero su esfuerzo para erigir una enorme pared para quienes desean ingresar al país de manera ilegal tiene sus propias barreras.
Todavía no está claro cómo pagará Trump por el muro que, tal como es descrito en notificaciones contractuales, tendría nueve metros de alto (30 pies) y estéticamente agradable para quienes lo ven desde el norte. Su gobierno también tendrá que sobrellevar una geografía desfavorable y muchos problemas legales.
Este es un vistazo a esos obstáculos.
Fondos
Trump prometió que México pagaría por el muro, exigencia que México ha rechazado varias veces. El primer borrador presupuestario que Trump envió al Congreso pedía una partida inicial de 2 mil 600 millones de dólares para el muro.
Un informe interno preparado por el secretario de Seguridad Nacional John Kelly calculó que un muro a lo largo de toda la frontera costaría unos 21 mil millones de dólares. Trump ha dicho que el costo sería de unos 12 mil millones de dólares. No está claro cuánto dinero aprobará el Congreso.
Geografia
Alrededor de la mitad de los 3 mil 200 kilómetros de la frontera queda en Texas y está delimitada por el zigzagueante río Bravo. Un tratado entre Estados Unidos y México firmado en 1970 requiere que cualquier cosa que se construya cerca del río no obstruya su flujo. El mismo tratado aplica a un tramo de la frontera en Arizona, donde el río Colorado delimita la frontera internacional.
Los cercos que ya hay en la frontera están ubicados a una buena distancia del río, en algunos lugares a casi un kilómetro de la frontera.
Trump tendrá que sobrellevar no solo el tratado, mantenido por la Comisión Internacional sobre Fronteras y Agua, sino también varias regulaciones ambientales que protegen algunos tramos de la frontera y restringen ciertos tipos y zonas de construcción.
Desafíos Legales
Casi todo el terreno en la frontera de Texas es propiedad privada, la mayor parte pertenece a gente de familias arraigadas a la región desde hace varias generaciones, y comprar sus terrenos no será fácil, tal como lo descubrieron los presidentes George W. Bush y Barack Obama. Abogados de ambos gobiernos pelearon en corte contra dueños de terrenos privados.
Fuente: El Financiero