Los casos de personas infectadas por el virus de influenza aviar H7N9, detectados por primera vez en China hace cuatro años, han aumentado repentinamente desde diciembre de 2016, advirtió hoy la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En un comunicado conjunto con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) dijo que la resurgencia del brote de la nueva cepa de influenza aviar que puede ser letal para los seres humanos pone de manifiesto la necesidad de disponer de sistemas de detección y respuesta sólidos y rápidos.
Informó que a principios de marzo de 2017 se habían notificado más casos humanos de influenza A (H7N9) que los causados por otros tipos de virus de la influenza aviar (H5N1, H5N6, etc.) combinados.
Señaló que al igual que en episodios anteriores, el historial de la mayoría de los pacientes infectados indica visitas a mercados de aves vivas en China o contacto con aves infectadas.
“Teniendo en cuenta el potencial de mutación del virus de la influenza aviar, la vigilancia constante por parte de los Servicios Veterinarios nacionales de las diferentes cepas que circulan en los animales en su país es esencial para proteger tanto la sanidad animal como la salud humana”, explicó Matthew Stone, director general adjunto de la OIE.
“Para proteger la salud humana y los medios de subsistencia de las personas, es esencial combatir la enfermedad en su origen en las aves de corral: los esfuerzos deben dirigirse hacia la eliminación del virus H7N9 de las granjas y los mercados afectados”, dijo Vincent Martin, representante de la FAO en China.
Hasta hace poco, el virus H7N9 había demostrado tener baja patogenicidad, lo que significa que puede causar o no enfermedades leves en las aves de corral.
Nuevas pruebas realizadas en la provincia china de Guangdong ahora indican que el virus H7N9, que conserva su capacidad de causar enfermedades graves en los seres humanos, ha pasado a ser de alta patogenicidad en aves de corral, un cambio genético que podría conducir acarrear un elevado nivel de mortalidad de las aves dentro en un plazo de 48 horas tras la infección.
Esta situación podría facilitar la identificación de pollos infectados, y por consiguiente podría facilitar la introducción de medidas de control a nivel de la granja; sin embargo, también aumentaría el riesgo de pérdidas animales y económicas considerables para quienes participan en la producción y el comercio de aves.
Según la FAO, la necesidad de un control permanente y focalizado, y de una respuesta eficaz a las detecciones sigue siendo urgente para evitar que el virus se propague más allá de las regiones oriental y sudoriental de China, donde ahora se considera endémico.
Hasta la fecha, esta cepa del virus H7N9 no ha sido notificada en las poblaciones de aves de corral fuera de China a pesar de la intensificada vigilancia en los países vecinos y en los de riesgo.
Los países vecinos siguen teniendo un nivel de riesgo elevado, así como todos los países con los que China tiene relaciones comerciales – formales o informales – de aves de corral.
En respuesta a los últimos casos, el ministerio de Agricultura de China ha ordenado a los funcionarios de ganadería, veterinaria y salud pública, así como a las autoridades encargadas de la industria y el comercio, que tomen medidas oportunas y coordinadas para que los casos de H7N9 puedan ser identificados rápidamente.
El Instituto de investigación veterinaria de Harbin, reconocido por la OIE y la FAO como un centro internacional de referencia, que funciona como laboratorio nacional de investigación sobre influenza aviar y su red de laboratorios a nivel nacional están vigilando de cerca las mutaciones del virus y el estado epidémico.
El comunicado subrayó que a pesar de que se han notificado más de 1 200 casos humanos de H7N9 desde 2013, no hay peligro de contraer la enfermedad por comer pollo.
Sin embargo, los medios de subsistencia dependientes de las aves de corral están en grave riesgo, debido a las medidas de prevención y control necesarias.
Fuente: El Diario de Victoria