Donald Trump decapitando a la Estatua de la Libertad. Esta es la contundente imagen que tiñe la portada de ‘Der Spiegel’. El semanario alemán ha causado controversia en todo el mundo con esta imagen en la que el presidente sostiene la cabeza de la estatua de la que gotea sangre mientras en la otra mano levanta un cuchillo también ensangrentado. Una portada coronada por el lema del presidente: America first (América primero).
No es la única apuesta arriesgada en portada. El mundo del periodismo ha afilado su ingenio para plasmar gráficamente el impacto de la llegada de Trump a la Casa Blanca. Seguramente, ninguna ha causado tanto estupor como la de ‘Der Spiegel’.
La apuesta arriesgada del semanario ha recibido tanto elogios como críticas en las redes sociales. Alexander Graf Lambsdorff, miembro del Partido Demócrata Libre (FDP) de Alemania y vicepresidente del Parlamento Europeo, se ha alineado en el segundo grupo, tildando la portada de “mal gusto”.
El responsable de la misma es Edel Rodríguez, cubano que llegó a EEUU en 1980 como refugiado, que ha explicado qué le impulsó a hacerla: “Es una decapitación de la democracia, una decapitación de un símbolo sagrado”, ha explicado en el ‘Washington Post’.
‘The New Yorker’ ha recurrido también a la Estatua de la Libertad. En su primera portada de febrero, y que marca el 92º de la publicación, aparece la antorcha humeante de la estatua. La llama, apagada. Su dibujante, el ilustradorJohn W. Tomac, la ha calificado como “la antillama de la libertad”.
“La Estatua de la Libertad y su antorcha brillante solían ser la visión que daba la bienvenida a los nuevos inmigrantes. Y, al mismo tiempo, era el símbolo de los valores estadounidenses. Ahora parece que estamos apagando esa luz”, ha contado el artista.
La imagen de The Economist no deja tampoco indiferente. Trump, retratado como un antisistema. «Un insurgente en la Casa Blanca”, titula la revista británica mostrando un Trump a punto de lanzar un cóctel molotov.
“En política, el caos suele conducir al fracaso. Promesas que parecían hipérbole en la campaña se han convertido ahora en una revuelta real y grave, cuyo objetivo es sacudir los cimientos de Washington y del mundo “, explica el editorial.
Fuente: El Periódico