El endurecimiento de la política migratoria de Mauricio Macri, que ha aprobado un decreto para expulsar con más facilidad a los extranjeros que delincan y evitar que entren en el país quienes tengan antecedentes, ha provocado un conflicto importante con Bolivia. Evo Morales, que criticó con dureza a Macri y le acusó de acercarse a las políticas de Donald Trump, envió una delegación a Buenos Aires liderada por el presidente del Senado, José Alberto Gonzáles, para mostrar su malestar y rebajar la tensión.
“El temor de los bolivianos es que se desate una ola de persecución por portación de rostro, que se persiga a gente que viene a trabajar con la excusa de la lucha contra la delincuencia. Se ha exacerbado el tema, ha aparecido una ola de xenofobia pero en el Gobierno argentino nos aseguran que no es esa la intención del decreto. Estamos tratando de rebajar fantasmas, la reunión ha sido positiva”, asegura a EL PAÍS Gonzales después de encontrarse con el vicecanciller argentino, Pedro Villagra.
El Gobierno de Macri insiste en que no tiene ninguna intención de estigmatizar a los inmigrantes, que Argentina sigue siendo un país abierto –el preámbulo de su Constitución es muy claro al hablar de “todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”- pero algunas declaraciones, en especial de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, han aumentado la tensión con Bolivia, Perú y Uruguay, los países que más ciudadanos tienen en Argentina.
Un diputado de este país, Alfredo Olmedo, llegó a pedir que se construyera un muro con Bolivia y Evo Morales explotó. «Hermanos presidentes latinoamericanos: seamos patria grande, no sigamos políticas migratorias del norte. Juntos por nuestra soberanía y dignidad’, lanzó en Twitter. “Las políticas discriminatorias que condenan la migración y la consideran causante de la delincuencia, narcotráfico, trata, terrorismo y freno al derecho al desarrollo, son un retroceso vergonzoso frente a los derechos conquistados por la lucha de nuestros pueblos», remató.
Fuente: El País