El papa Francisco ha reducido discretamente las sanciones a un grupo de curas pederastas, aplicando su visión de una Iglesia misericordiosa a los autores de uno de los delitos más graves en el clero, algo que cuestionan las víctimas y los propios asesores pontificios.
En particular un caso debió ser reabierto: un sacerdote italiano que se había beneficiado con la clemencia del papa fue condenado posteriormente por una corte penal italiana por cometer delitos sexuales contra niños, algunos de los cuales tenían apenas 12 años. El padre Mauro Inzoli enfrenta un segundo juicio eclesiástico desde que aparecieron nuevas pruebas en su contra, según pudo saber The Associated Press.
El caso Inzoli no es el único en el cual Francisco pasa por alto la recomendación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al reducir una sentencia que originalmente buscaba apartar al cura del sacerdocio, dijeron dos abogados canónicos y un funcionario de la Iglesia a la AP. En lugar de ello, fueron condenados a una vida de penitencia y oración y a la prohibición de ejercer públicamente su ministerio.
En algunos casos, los sacerdotes o sus amigos influyentes apelaron a las palabras del papa sobre la clemencia, dijo el funcionario, que habló bajo la condición de anonimato dada la confidencialidad de los procesos.
Dijo que al destacar la misericordia, el Papa crea un ambiente favorable para tales iniciativas. Adicionalmente, añadió que pocas peticiones de clemencia fueron recibidas favorablemente por el papa Benedicto XVI, quien lanzó una dura represión durante su pontificado de 2005 a 2013 y apartó del sacerdocio a unos 800 curas que violaron y agredieron sexualmente a niños.
Al mismo tiempo, Francisco ordenó destituir a tres empleados de larga data de la congregación, dos de los cuales trabajaban para la división que maneja los casos de abusos sexuales, dijeron los abogados y el funcionario.
Uno es el jefe de la sección, quien será reemplazado antes de su partida el 31 de marzo. El vocero vaticano Greg Burke dijo que los demás serán reemplazados y que se tomará más personal para la oficina, algunos de cuyos casos vegetan desde hace años.
«La velocidad con que se manejan los casos es un asunto serio y el Santo Padre sigue alentando las mejoras en este aspecto», dijo Burke a la AP.
También rechazó los rumores de que la congregación ya no entenderá en los casos de abuso sexual y sostuvo que la sección reforzada manejará todos los casos que le sean presentados.
Burke dijo que el concepto de la misericordia de Francisco se aplica «incluso a los culpables de crímenes atroces». Añadió que los sacerdotes abusadores son suspendidos del ejercicio público de los oficios, pero no necesariamente regresados al estado laico.
«El Santo Padre comprende que para muchos sobrevivientes y víctimas es difícil encontrar una señal de misericordia», expresó Burke. «Pero él sabe que el mensaje de misericordia del Evangelio es en última instancia una poderosa fuente de sanación y de gracia».
San Juan Pablo II fue objeto de muchas críticas por no responder a la crisis de los curas pederastas, pero en 2002 dijo que «no hay lugar en el sacerdocio o la vida religiosa» para quien dañe a los jóvenes. Francisco ha proclamado reiteradamente que hay «tolerancia cero» para los sacerdotes abusivos y en diciembre escribió en un mensaje a los obispos del mundo que deben tomar «todas las medidas necesarias» para proteger a los menores.
Sin embargo, recientemente opinó que los abusadores sexuales padecen una «enfermedad», un término que usan los abogados defensores como factor mitigante para las sentencias canónicas.
La irlandesa Marie Collins, sobreviviente de abusos y miembro de la comisión asesora de Francisco sobre abusos sexuales, expresó su consternación ante la reducción de las sanciones y dijo que los abusadores no están tan enfermos como para no tener conciencia de sus actos.
«Los que abusan han tomado la decisión consciente de hacerlo», dijo Collins a la AP. «Incluso los pederastas, según dicen los especialistas, son responsables de sus acciones. Pueden resistir sus tendencias».
Fuente: Milenio