Matt Ryan, a tomar el lugar del héroe caído de Atlanta

Publicado por
Aletia Molina

Fueron los seis años más vertiginosos en la historia de los Atlanta Falcons. De 2001 a 2006, el equipo dio visos de salir de su estatus de franquicia mediana, apenas en 1998, habían llegado al Super Bowl, pero, como se esperaba, cayeron a manos de los favoritos Broncos de Denver.

Y el principal protagonista de ese periodo lleno de adrenalina para los Falcons era Michael Vick, el quarterback que ganaba partidos con sus pases sobre la carrera, con la potencia de sus piernas, devorando yardas y paso a paso conquistando a una afición ávida de ídolos, y predominantemente negra, pues el 61.4 por ciento de la población de Atlanta es de ese origen, caía como anillo al dedo en la organización y en la ciudad.

Pero al descubrirse su culpabilidad en un circuito de peleas de perros, cuando era el jugador que más camisetas vendía en la NFL en ese momento, cuando fue y humilló a los propios Green Bay Packers en los Playoffs de 2002, en el juego de comodines, cuando corría por los emparrillados de la liga y nadie parecía darle alcance, echó su carrera por la borda.

“Creo que pasó en un mal momento. Cuando finalicé mi estadía en Atlanta, apenas llevaba seis temporadas, iba a la séptima, con nuevo entrenador, estábamos intentando armar el rompecabezas y de intentar llegar al Super Bowl”, dijo Vick en una entrevista con Sports Illustrated. “En la NFL, para algunos equipos, toma tiempo, mira a este equipo, mira cuánto le tomó a Matt Ryan y Julio Jones, quienes llevan largo tiempo intentándolo. Tomó ocho-nueve años que llegaran”.

Cuando Ryan llegó a Atlanta, tras el Draft de 1998, como la tercera selección global, en el ambiente, pese a la rabia que generaba que Vick socavara el inminente ascenso de los Falcons para volver a ser mediocres de nuevo, su sombra, su nombre, sus números seguían pesando.

Pero cuando Ryan se consagró como el pasador histórico de la franquicia, hubo un dejo de tregua con Matty Ice, quien también fue ganándose, con sus gestas, a esa afición predominantemente negra, que ahora lo vitorea y no desea otra cosa que vuelva a Atlanta con un campeonato, uno que le hace mucha falta a la ciudad y que parecía Vick los iba a llevar, pero una gran metida de pata, sigue teniendo a los Bravos de Atlanta (1995), de las Grandes Ligas, como el único equipo capaz de conseguir un cetro para la ciudad.

Eso, el domingo, podría cambiar.

Fuente: La Razón

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Aletia Molina