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La Constitución no cumple 100 años, sino 204

Publicado por
Aletia Molina

Celebrar 100 años de la Constitución de 1917 me incomoda un poco, me da escozor, no me siento a gusto porque me hace pensar que todos estamos viviendo una mentira y sobre todo, porque sería como ignorar el proceso histórico de la Independencia de México.

Esta Constitución promulgada en Querétaro por Venustiano Carranza el 5 de febrero de 1917, hace exactamente 100 años, es la Carta Magna que actualmente nos rige como mexicanos.

¿Qué tiene de especial esta Constitución?

Que sustenta la democracia social como bien común del país, que la gente vota (hombres y mujeres), que los mexicanos tenemos derecho al alimento, trabajo, casa, vestido, libertad de expresión, libre tránsito, libre albedrío y por supuesto, libertad de ideas y de religión.

La Constitución del 17 reafirma la Educación laica y la eliminación del poder de la Iglesia. Y es, digamos, la más actual de todas nuestras “constituciones” y que una tras otra, nos fueron llevando cronológicamente hasta la actual. Por eso la gente anda celebrando “los 100 años de la Constitución”.

Pero la verdad es que tenemos 204 años de tener un intento de un orden social, político y económico para organizarnos y gobernarnos ya sin el yugo de la Corona Española.

¿Quién propuso este primer escrito, que es el génesis, o sea, el origen, de lo que hoy conocemos como nuestra Constitución? Lo propuso, por escrito, el cura José María Morelos I. Pavón, en 1813 y fue denominado como “Los Sentimientos de la Nación”.

Este documento lo expuso Morelos en el Congreso de Chilpancingo, el 14 de septiembre de 1813, y se dice que está fundamentado en la Revolución Francesa (1789-1799) y en el Acta de Independencia de los Estados Unidos de 1776.

El mundo se dirigía entonces hacia la democracia y hacia un orden geográfico de cada país, además de obligarse como naciones nacientes la división de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y se dejaba atrás el control que las coronas europeas ejercían sobre América.

En los Sentimientos de la Nación el cura Morelos declaraba que se cambia la monarquía por un gobierno liberal, se reducen las jornadas de trabajo, se prohíbe la esclavitud, la distinción de castas y el tributo de los indígenas. En resumen: ante la Ley, todos somos iguales y se establece un orden de gobierno cuyo poder quedaba, a partir de ese momento, en manos de los mexicanos.

Ya iniciada la lucha de Independencia y luego del Congreso de Chilpancingo, viene la Constitución de Apatzingán de 1814, y le siguen las promulgadas en 1824, 1836, 1843 y 1847 (donde se establece el derecho a defenderse a través del amparo), y así se van agregando reformas y artículos a la Carta Magna.

Finalmente llega la Constitución del 57. ¿Fecha exacta? 5 de febrero de 1857.

La Constitución del 57 está considerada una de las más importantes, porque estableció las garantías individuales, declaraba la libertad de enseñanza, de imprenta, de industria, de comercio, de trabajo y de asociación; volvía a organizar al país como una república federal, reafirmó la abolición de la esclavitud, eliminó la prisión por deudas civiles, prohibió los títulos de nobleza en México y apoyaba la autonomía de los municipios.

En la Constitución del 57 algunos artículos fueron contrarios a los intereses de la Iglesia católica, como la enseñanza laica, la supresión de fueros y la enajenación de bienes.

¿Qué tuvo que ver Benito Juárez con la Constitución de 1857?

Cuando Comonfort era Presidente de México rechazó la Constitución del 57, porque afirmaba que estas leyes eran demasiado radicales y liberales. (Y de hecho lo eran, ¿pero cómo pensar en un país independiente y reformista si la Iglesia seguía controlando desde el interior e interviniendo en los asuntos del Estado? Comonfort temió un conflicto social, no pudo con el paquete y huyó del país.

Benito Juárez, como Presidente de la Suprema Corte de Justicia, debía por Ley asumir la Presidencia. Pero se le adelantó Félix María Zuloaga, quien desconoció a Juárez como Presidente y la Constitución del 57.

Este hecho provocó la Guerra de Reforma que duraría 3 años y con un Presidente Benito Juárez itinerante, desde Guadalajara, pasando por Nuevo Orleans hasta La Habana y Veracruz.

Cuando Juárez llega a Veracruz, promulga las Leyes de Reforma, en donde separa al Estado de la Iglesia, le quita a ésta el poder económico y político y le respeta a los mexicanos la libertad de culto. Pero todos los bienes y edificios que poseía la Iglesia pasaron a ser del Estado. Y se le quitó también el control sobre la Educación en México. ¡Por eso es tan importante la Constitución de 1857!

¿Y después qué pasa? Juárez fue Presidente tres veces de México, luego un Porfirio Díaz durante 30 años y finalmente, con la Revolución Mexicana se quita a Díaz del Poder y es precisamente, Venustiano Carranza, el que desconoce a Victoriano Huerta como Presidente y promulga, igual que en la del 57, el 5 de febrero de 1917, lo que hoy conocemos como la Constitución Mexicana.

A nuestra Carta Magna le han hecho unas 600 modificaciones en más de 100 años y el Poder Legislativo nos ha quitado a los mexicanos el derecho a ser votados, a menos que militemos en algún partido político. La partidocracia es la que gobierna este país y las muertes de Hidalgo, Allende, Madero, Pino Suárez, Belisario Domínguez, Pancho Villa y Zapata fueron en vano.

No puedo celebrar únicamente 100 años de historia. Debo darle mérito y honor a quien honor merece. Un cura, un sacerdote, un hombre humilde, sencillo y campesino, que transportaba objetos y víveres con mulas por el bajío y que resultó el más importante estratega militar de la Independencia de México, “el generalísimo” José María Morelos I. Pavón, escribió hace 204 años, lo que hoy conocemos, usted y yo, como la primera hoja de nuestra Constitución.

Celebro los 100 años de la Carta Magna promulgada por Carranza en 1917 y el haber quitado al asesino de Huerta del poder. Pero celebraré más cuando el destino de México vuelva a estar en manos de buenos y respetados mexicanos, como dos curas y un oaxaqueño que cambiaron, para bien, la historia de nuestro país. ¿Conoce actualmente a algún político así? Yo, se lo dejo de tarea.

Fuente: Vanguardia

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Aletia Molina

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