El Papa Francisco advirtió hoy que la envidia, los celos y la avidez son las “semillas” de la guerra, porque la “declaración de hostilidades” nace en el corazón de los seres humanos.
En el sermón de su misa matutina, que celebró en la capilla de la residencia vaticana de Santa Marta, el pontífice reconoció que “no es fácil custodiar la paz” pero aseguró que no pierde la esperanza de decir, algún día: “¡Se acabó la guerra en el mundo!”.
“(Cuidar la paz) es un trabajo de todos los días porque dentro de nosotros está todavía aquella semilla, aquel pecado original, el espíritu de Caín quien, por envidia, celos, codicia y deseo de dominación, hace la guerra”, estableció.
Según Jorge Mario Bergoglio, el mundo actual está en guerra, muchos “hermanos y hermanas” mueren porque los grandes y los potentes quieren un pedazo más de tierra, quieren un poco más de poder o quieren obtener más ganancias con el tráfico de armas.
Añadió que de ese derramamiento de sangre “Dios le pedirá cuentas” a todos, incluso a quienes piensan que están en paz.
“La guerra comienza en el corazón del hombre, comienza en casa, en las familias, entre amigos y después va más allá, a todo el mundo. ¿Qué hago yo cuándo siento que llega a mi corazón algo que quiere destruir la paz?”, cuestionó.
Más adelante, el líder católico recordó una anécdota personal de cuando era niño y un día comenzaron a sonar las alarmas en la ciudad de Buenos Aires, usadas para llamar la atención sobre un hecho o una tragedia.
“Inmediatamente oí a la vecina de casa que llamaba a mi mamá: ‘¡Señora Regina, venga, venga, venga!’. Y mi mamá salió un poco asustada: ‘¿Qué ha sucedido?’. Y aquella mujer, del otro lado del jardín, le decía: ‘¡Se acabó la guerra!’ y lloraba”, contó.
Entonces, Francisco pidió la gracia de poder decir que se acabó la guerra: “Terminó la guerra en mi corazón, en mi familia, en mi barrio, en mi lugar de trabajo, en el mundo”.
Fuente: Crónica