Primero y diez
Bolívar Roblero
La escena parece idílica: el sol poniéndose en el horizonte, a lo lejos se escucha el tañer de una campana que dobla tristemente, la calle principal del poblado está totalmente vacía, desde un sitio seguro, la población se apresta a atestiguar un duelo entre dos pistoleros, uno de ellos, aparece por la entrada de la calle, casi al mismo tiempo aparece en el otro extremo su oponente, el silencio es apenas roto por los pasos de ambos que caminan haciendo sonar contra el suelo sus espuelas, sus manos nerviosas acarician suavemente las culatas de sus revólveres: una Colt .45 y una Remington del mismo calibre, que por el momento reposan en sus fundas, esperando el momento justo para saltar y escupir su mensaje de muerte.
Esto lo hemos visto infinidad de veces, replicado en novelas, comics, películas, series de tv, pero era real. En el salvaje Oeste, donde la justicia brillaba por su ausencia, no imperaba más ley, que la “Ley de. Revolver”.
El más famoso de estos duelos ocurrió en Springfield, Missouri en julio de 1865 entre dos pistoleros muy famosos de aquella época: “Wild Bill” Hickok y Davis Tutt, ambos apostadores contumaces, pero en cada juego de cartas, el dinero era lo de menos, por encima de ello, estaba, el honor, la gloria, la fama y la fortuna. “Wild Bill” se levantó de la mesa con una ganancia de 200 dólares, una fuerte suma para aquél entonces, Tutt no queriendo quedar como perdedor ante los concurrentes, reclamó una deuda anterior a Hickok por 35 dólares, este reconoció la deuda, pero replico que el monto era de 25 y no de 35, ante la negativa de éste, Tutt tomó de la mesa el reloj de oro de “Wild Bill” advirtiendo que no lo regresaría hasta que la suma fuese liquidada, Hickok calculó sus posibilidades y miró que estaba en clara desventaja por lo que dejó el reloj en manos de su oponente, no sin antes advertirle que no intentara lucir la prenda en público, o se atendría a las consecuencias; la tarde del día siguiente Tutt apareció en las calles del pueblo “luciendo” el reloj en el bolsillo de su chaleco, se corrió la voz y quedó todo listo para el enfrentamiento, las calles de Springfield se vaciaron y sólo quedaron a ambos extremos de la plaza los dos contendientes: Tutt desenfundó primero y una milésima de segundo después, Hickok (tan simultáneos fueron los disparos que los testigo aseguraban que sólo se escuchó un solo tiro) la bala de Tutt paso rozando la cabeza de “Wild Bill”, la de éste impactó en el pecho de Tutt que dio un par de pasos, y alcanzó a murmurar “!chico, estoy muerto!” y se desplomó.
Ésta batalla fue el modelo para la vida real y la ficción, y es el encuentro entre dos pistoleros por antonomasia.
En la NFL cuando dos mariscales de campo inclinados hacia el ataque aéreo se enfrentan, se suele decir “es un duelo entre gatilleros”, pitoleros vamos pues, tal y como se perfila que será el Superbowl LI en Houston entre dos de los mejores Tom Brady y Matt Ryan, los dos son pasadores netos, ambos poseen la misma velocidad para deshacerse del balón (la increíble cifra de 3 segundos) ambos son certeros y letales cuando sueltan el brazo, algunas diferencias: Matt Ryan tiene entre sus blancos favoritos a receptores estrella, todos ellos contratados en los más altos niveles del Draft o contratados a un alto costo en la agencia libre; en cambio Brady trabaja con lo que tiene a la mano (sin embargo su disciplina y la comunicación que mantiene con sus receptores ha hecho que jugadores promedio (deshechos incluso de otras franquicias) se transformen en estrellas.
Matt Ryan de la mano de Julio Jonnes, puso a temblar a las defensivas de toda la liga, anotando 540 puntos a lo largo de los 16 partidos de la temporada regular, logrando un asombroso promedio de 33.8 puntos en promedio por partido (la séptima mejor ofensiva de toda la historia de la NFL), la última intercepción lanzada por Ryan ocurrió en la semana 13 cuando sus Halcones perdieron con Kansas, su rating de pasador es de 133 el más alto alcanzado por un QB camino al Supertazón y es también el único mariscal de campo que ha lanzado 4 pases de anotación en sus últimos 4 juegos de postemporada (contando los de este año y los del año pasado), es pues un certero e infalible “gatillero”.
Sin embargo frente a él tiene a un enemigo de su categoría Tom Brady, quien ostenta algo que no puede presumir Ryan con toda su grandeza, y es la experiencia, será el séptimo Superbowl que juegue Brady (ha estado en poco menos de la mitad de los Superbowls que se han jugado durante este milenio), es junto con Peyton Manning el QB con más edad que ha jugado un superdomingo, y sin embargo, los años parecen no pasar por él; juega con la misma intensidad y más talento de lo que lo hacía a principios de su carrera, este año fue el que menos intercepciones lanzó, su promedio de yardas por pase se ha incrementado conforme pasan los años (en la actualidad es de 11 yardas por lance contra 9.1 del año pasado y 8.6 del antepasado) estuvo marginado 4 semanas de su equipo por el asunto del “Deflagate” y sin embargo jugó
el quinto partido, como si nunca hubiera estado ausente.
Así, la tarde del domingo cuando el sol se esté poniendo en el horizonte en Houston, nos dispondremos a ver, este singular duelo de Pistoleros, donde todo, como en el Salvaje Oeste, estará en juego: Honor, Fama, Fortuna y Gloria… ¿Quién ganará?