Un exfuncionario de la Secretaría de Hacienda cercano al equipo del presidente Enrique Peña Nieto podría ser designado como el próximo Gobernador del Banco de México, en sustitución de Agustín Carstens, de acuerdo con un sondeo de Reuters entre economistas.
Alejandro Díaz de León, quien fue nombrado en diciembre subgobernador del Banco Central tras dejar la dirección del Bancomext, es la opción más probable para ocupar la titularidad de la entidad monetaria, según seis de diez economistas de los principales bancos del país.
Aquellos que apostaron por Díaz de León dieron una mediana de probabilidad del 60 por ciento a su nominación.
Antes de asumir la dirección del banco de exportaciones Bancomext, a finales de 2015, Díaz de León se desempeñó como jefe de la Unidad de Crédito Público de la Secretaría de Hacienda y fue una figura clave en la promoción del programa de reformas económicas del presidente Peña en 2013 y 2014.
Un jefe del Banco Central amigable con el Gobierno podría implicar un ritmo más lento de aumentos de las tasas de interés más adelante en el año si la economía se debilita más, al tiempo que se acercan las próximas elecciones presidenciales.
Agustín Carstens dejará su cargo en junio y el abanico de candidatos podría cambiar. Pero quien reemplace a Carstens librará una batalla para establecer credibilidad.
Se espera que la inflación avance por encima de un máximo de cuatro años en enero mientras que la economía sufriría un tropiezo luego de que amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de frenar el comercio con México paralizaron planes de inversión y golpearon la confianza del consumidor.
«Para quien sea nombrado, la luna de miel va a ser muy corta», dijo Andrew Stanners, un gestor de fondos de Aberdeen Asset Management en Londres. «El Gobierno lo pondrá bajo presión. ‘No suba las tasas, si puede baje las tasas'», comentó.
El Banco Central de México, que oficialmente tiene como objetivo vigilar la inflación y no a la moneda, perdió cierta credibilidad el año pasado al subir la tasa clave en 250 puntos básicos mientras el peso se desplomaba a pesar de que la inflación estaba debajo del rango objetivo del 4 por ciento.
Ahora, estimando que la inflación subirá a más del 5 por ciento este año, el próximo Gobernador del Banxico tendrá la oportunidad de restablecer la confianza en que se vigilan los precios, y no el nivel del peso, dijo Stanners.
Peña podría solicitar cambios en reglas que limitan la edad de los nominados y anular la prohibición de candidatos nacidos en el extranjero, lo que permitiría más opciones para reemplazar a Carstens, un arquitecto de la libre flotación de la moneda de México y del mercado masivo de bonos denominados en pesos.
Sin embargo, de acuerdo con fuentes de Bloomberg, el presidente no iría en esa dirección.
Carstens dejará Banco de México, para, al parecer, perseguir su sueño de dirigir una agencia multilateral, el Banco de Pagos Internacionales (BIS) en Basilea. Él rechazó que su salida se deba a alguna fricción con el Gobierno, que ha causado un aumento de la deuda federal.
Díaz de León es considerado cercano al exsecretario de Hacienda Luis Videgaray, quien ahora lidera las conversaciones con el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el cargo de secretario de Relaciones Exteriores.
Pero sus puntos de vista sobre política monetaria no han sido establecidos firmemente. Cuando se preguntó si era más o menos proclive a combatir la inflación, los economistas consultados tuvieron opiniones divididas.
Si designa a Díaz de León, Peña Nieto necesitaría nombrar un nuevo quinto miembro de la junta directiva del banco central para llenar el puesto que dejaría vacante.
Miguel Messmacher, subsecretario de Hacienda, quien trabajó en la estructura tributaria de la reforma energética del país, fue considerado como otra nominación probable por seis de diez economistas, con una mediana de 50 por ciento de posibilidades.
Díaz de León y Messmacher, serían dos exfuncionarios de Hacienda en la junta de Gobierno, lo que algunos de los economistas consideraron podría hacerlos más sensibles a las preocupaciones del Gobierno de que tasas más altas podrían ralentizar el crecimiento.
Fuente: El Financiero