El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró hoy que el país hará todo lo necesario «para garantizar la paz de sus ciudadanos» tras la masacre perpetrada durante la celebración de Año Nuevo en una discoteca de Estambul. Según Erdogan, el objetivo del atentado, que causó la muerte a al menos 39 personas, era sembrar el «caos». Pero Turquía no permitirá ese «juego sucio», añadió.
El mandatario señaló que su país luchará «hasta el final» contra los atacantes de «organizaciones terroristas y las fuerzas tras ellas».
La policía turca buscaba el domingo a un asaltante que efectuó disparos en un abarrotado club nocturno de Estambul durante la fiesta de Año Nuevo, matando a al menos 39 personas e hiriendo a casi 70 más en lo que las autoridades calificaron de ataque terrorista.
El atacante, que tenía un arma larga, mató a un policía y un civil fuera del club alrededor de la 01:15 de la madrugada para luego entrar y disparar contra los que celebraban en el interior, dijo el gobernador de Estambul, Vasip Sahin. No dijo quién pudo haber perpetrado la agresión.
El primer ministro turco, Binali Yildirm, desmintió hoy informaciones que apuntaban a que el atacante de Estambul, que mató a 39 personas en un atentado en un club de Estambul donde se celebraba el Año Nuevo, fuera disfrazado de Papá Noel.
Las autoridades no identificaron todavía al pistolero, que sigue huido, explicó el ministro turco del Interior, Suleyman Soylu. «Nuestras fuerzas de seguridad han comenzado las operaciones necesarias. Si Dios quiere, lo atraparemos pronto», apuntó.
Según la televisora privada NTV, el agresor entró en la lujosa discoteca a orillas del Bósforo, en el lado europeo de la ciudad. Se cree que salió del local vestido con otra ropa, explicó el ministro agregando que la hipótesis es que actuó solo.
Al menos 15 de los fallecidos eran extranjeros, señaló Soylu sin proporcionar más información sobre sus nacionalidades. Cinco víctimas eran ciudadanos turcos y las autoridades siguen intentando identificar al resto. Al menos 69 personas están siendo atendidas en hospitales, cuatro en estado grave, según Soylu.
Tres o cuatro de los muertos turcos podrían ser empleados del club nocturno, dijo.
«Esto fue una masacre, un acto salvaje inhumano», declaró Soylu.
«Por desgracia, disparó de manera muy cruel y despiadada contra inocentes que estaban ahí para celebrar el Año Nuevo y divertirse», contó por su parte Sahin a reporteros.
Algunos de los asistentes saltaron hacia las aguas del Bósforo para escapar, de acuerdo con los reportes de prensa.
Mehmet Dag, de 22 años, pasaba por delante del local y vio como el sospechoso baleaba a un policía y a un peatón. Según su relato, el atacante amenazó después a los efectivos se seguridad, apuntando contra ellos, y entró al club. «Una vez que entró, no sabemos qué pasó. Hubo sonidos de disparos, y después dos minutos, el sonido de una explosión».
Imágenes filmadas con un celular por Dag y obtenidas por The Associated Press muestran a un policía tendido sobre el suelo fuera de la discoteca y a una mujer. Dag le dijo a la mujer, que estaba tendido boca abajo en un charco de sangre, «hermana, se pondrá bien». Llamó a una ambulancia. La filmación mostró ambulancias y las luces del puente de Estambul mientras los sonidos de los disparos llegaban a fuera del club.
Sinem Uyanik estaba en el club al momento del ataque con su esposo, quien resultó herido.
«Antes de que pudiera entender lo que estaba pasando, mi esposo me cayó encima», dijo afuera del hospital Sisli Etfal, de Estambul. «Tuve que quitarme de encima varios cuerpos para poder salir. Estaba aterrada». Ninguna de las tres heridas de su esposo revestía gravedad.
Policías con equipo antimotines, metralletas y camiones blindados bloqueaban la zona cercana al club nocturno, uno de los sitios más populares de Estambul. Varias ambulancias llegaron al lugar y algunas se llevaron a los heridos a hospitales de la ciudad.
El club se ubica cerca de donde se perpetraron recientemente ataques suicidas que mataron a decenas de personas en los alrededores de un estadio de futbol.
Se estima que unas 600 personas celebraban la llegada de 2017 el interior del club nocturno, que suele estar frecuentado por famosos nacionales incluyendo cantantes, actores y deportistas. Se pudo ver a varios fiesteros saliendo aturdidos de las instalaciones y la música se cortó.
El primer ministro del país impuso un veto informativo y pidió a los medios que eviten publicar cualquier cosa que pueda causar «temor en el pueblo, pánico y desórdenes y que solo puedan servir a los intereses de organizaciones terroristas».
Ankara y Estambul han sido blanco de varios ataques en 2016, perpetrados por el grupo Estado Islámico o por rebeldes curdos, en los que han muerto más de 180 personas.
Fuente: La Jornada