El precio promedio de la tortilla a escala nacional rebasó este viernes 13 pesos por kilo en expendios tradicionales, un incremento de 2.3 por ciento en los 13 días que lleva el año y de casi 5 por ciento respecto a enero de 2016.
Además, en siete de cada 10 ciudades el alimento se vende por encima del promedio de 13.12 pesos, con picos de 17 pesos o más en Mexicali, La Paz, Campeche, Acapulco, Nogales, Mérida, y hasta 19 pesos en Hermosillo, de acuerdo con el Sistema de Integración e Información de Mercados (SNIIM) de la Secretaría de Economía (SE). En cinco lugares ya se dio un doble ajuste en menos de dos semanas: Culiacán, Xalapa, Zacatecas, Mérida y Monterrey.
Los aumentos no se han generalizado en el país porque tortilleros y molineros están contenidos o se sienten amedrentados por las advertencias de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), aseguraron líderes de tortilleros de la Ciudad de México, Puebla, Monterrey, Michoacán y Durango.
La dependencia informó que en las pasadas 72 horas intensificó un operativo de vigilancia en las tortillerías y verificó mil en todo el país. A 40 les colocó sellos de suspensión por prácticas comerciales irregulares y levantó actas a 22 negocios que se negaron a ser revisados.
Sí se han dado casos de abusos inaceptables, reconoció Fernando Zárate Hernández, dirigente de la organización Impulsora Industrial Maíz-Tortilla, a la que están afiliados 3 mil de los 8 mil tortilleros de Michoacán, al señalar que en Tierra Caliente llegaron a detectar aumentos aislados hasta de 20 pesos por kilo, cuando el precio máximo que predomina en el estado es de 14 pesos.
La mayoría de los dirigentes entrevistados aseguró que quienes ya ajustaron el precio del alimento lo subieron un peso como máximo. Sólo Lorenzo Mejía, líder de la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillerías, manifestó que ha habido casos donde los aumentos fueron de dos o tres pesos, porque además de las alzas en energéticos, la tonelada de maíz subió a 5 mil 700 pesos y se cuentan con todas las facturas, dijo, para justificar el incremento ante la Profeco, la cual envió requerimientos de información a 15 mil tortillerías.
Los registros oficiales confirman que sólo en nueve de las 52 ciudades y zonas metropolitanas monitoreadas por el SNIIM y la Profeco los precios promedios de la tortilla subieron un peso. Se trata de Zacatecas, Xalapa, Durango, León, Colima, Coatzacoalcos, Piedras Negras, La Paz y Acapulco. La mayoría de las alzas ocurrió esta semana y los precios oscilan entre 12.25 y 17.25 pesos, lo que implica incrementos de 6 a casi 9 por ciento en el año. En Mérida se dio la mayor alza porque la tortilla se vende 1.34 pesos más cara.
En otras 24 ciudades no se han dado cambios en los precios promedio del alimento y en 20 entidades más las alzas han oscilado desde siete centavos en la zona metropolitana de la Ciudad de México hasta 91 en Tijuana.
Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), indicó que otro freno que impide que se generalice el encarecimiento del principal alimento de los mexicanos es que, por la competencia, en la Ciudad de México prevalece un precio promedio de 12 pesos y dado que en la capital se concentra 30 por ciento del consumo nacional, eso sirve para regular al resto del mercado.
En los lugares donde hay abusos es porque sólo una o dos organizaciones controlan el mercado, y ejemplificó lo absurdo que resulta que en Sinaloa, principal productor de maíz, se venda cara la tortilla, a 16 pesos por kilo. La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) ha documentado que 21 empresas concentran toda la producción nacional de harina de maíz.
Subir mucho el precio haría perder clientes a las tortillerías tradicionales que compiten con los supermercados y productores informales que venden el alimento a 10 pesos, indicó Elvira Blanco Sánchez, dirigente de la organización de Productores de Masa Poblanos (Promapo).
Seríamos los más perjudicados, por eso estamos aguantando. De por sí tenemos inactiva casi 40 por ciento de la capacidad instalada. Hay 120 mil tortillerías tradicionales y la mayoría utiliza nixtamal, que es más caro que la harina de maíz que usan los supermercados, los cuales concentran 5 por ciento del sector, comentó Antonio de la Torre, de la Unión Nacional de Industriales de la Masa y la Tortilla.
Los tortilleros insisten en que el ajuste tiene que darse y no de cinco centavos a consecuencia del gasolinazo, como sostiene la SE, sino porque el precio de la tortilla prácticamente no ha subido desde el sexenio pasado.
Fuente: La Jornada