Obama prometió cerrar Guantánamo cuando llegó a la Casa Blanca en 2009, pero ha encontrado una fuerte resistencia por parte de los republicanos, que controlan el poder legislativo. Los presos que quedarían están a la espera de juicio o se les considera demasiado peligrosos para dejarles en libertad, aunque las pruebas en su contra estén cuestionadas por los métodos de tortura que han hecho famosa a la prisión.
En uno de sus últimos discursos sobre sus logros en el campo de la lucha antiterrorista, a comienzos de diciembre, Obama lamentó los obstáculos interpuestos a sus intentos de cerrar Guantánamo pese a que esta prisión sirve de “propaganda” para grupos terroristas como el Estado Islámico (ISIS).
Revertir el cierre de Guantánamo no es la única medida controvertida que ha prometido Trump. El presidente electo llegó a avalar durante la campaña electoral la técnica de ahogamiento simulado en interrogatorios conocida como waterboarding, y que Obama calificó como tortura. Trump ha nombrado jefe del Pentágono al general retirado James Mattis, que coincide con el presidente electo en la oposición al cierre de Guantánamo, pero que ha criticado públicamente prácticas como el waterboarding.
Fuente: El País