El presidente Barack Obama ha reconocido en su última rueda de prensa que, cuando sea ciudadano, dará amplio espacio a su sucesor, Donald Trump, pero que dirá la suya cuando vea que los “valores de América” están en juego.
Por ejemplo, ha apuntado, ante discriminaciones sistemáticas, obstáculos explícitos y funcionales para que la gente pueda votar, esfuerzos institucionales para silenciar a disidentes o medios de comunicación o si se deportan niños que han nacido en Estados Unidos.
Al ser preguntado por las relaciones con Donald Trump, Obama dice que le ha ofrecido consejo en temas de política exterior. Además, el presidente saliente ha confesado que duda que le haya podido convencer de nada, pero que quizá el próximo inquilino a la Casa Blanca se encuentra con dificultadas para llevar a cabo algunas de sus decisiones cuando llegue al poder.
Obama también ha animado a la próxima administración a liderar con el ejemplo y trabajar para evitar que los países grandes “intimiden” a los países más pequeños. Dice, además, que la aplicación de sanciones a Rusia después de su incursión de Ucrania es un “buen ejemplo del papel vital” Estados Unidos debe jugar en la promoción y la aplicación de los derechos básicos en todo el mundo.
Durante su última conferencia de prensa, Obama se refirió a las recientes declaraciones de Trump al diario The Times, en las que apuntó a la posibilidad de poner fin a las sanciones contra Rusia por la anexión de Crimea y la injerencia en Ucrania a cambio de un nuevo recorte de los arsenales nucleares.
El líder de EE.UU. ha abogado porque el presidente electo Donald Trump mantenga una “relación constructiva” pero con las sanciones. Obama ha explicado el porqué del distanciamiento Rusia, de este modo: “Después de que Putin llegara al poder se produjo una retórica al alza contra EE.UU.”. Obama dijo que trató de negociar una mayor reducción de arsenales nucleares con el presidente ruso Vladimir Putin, pero dice que Putin era reacio.
El presidente saliente ha empezado la comparecencia agradeciendo a los periodistas que le han acompañado en sus ocho años de mandato “el servicio” que han prestado “a la democracia”. Además, les ha animado a continuar siendo “escépticos” y “críticos” con el Gobierno del país.
Tras una breve introducción, el presidente que abandona la Casa Blanca en dos días, ha sido preguntado por la conmutación de la condena de Chelsea Manning que anunció ayer martes e hizo saltar la controversia. “La condena que se le impuso a Chelsea Manning era desproporcionada. Tenía sentido conmutarla”, ha afirmado. Asimismo, ha añadido que su decisión no tiene nada que ver con la promesa que hizo el fundador de Wikileaks, Julian Assange, de entregarse a la justicia estadounidense si se conmutaba su pena.
Obama ha recordado, no obstante, que estamos “en una nueva ‘ciberépoca’ donde tendremos que seguir trabajando para la transparencia pero que también hay adversarios que quieren aprovecharse de ella para perjudicarnos”. Por ejemplo, ha dicho, las personas que quieren interferir en nuestras elecciones, en referencia a las intromisiones de Rusia en la campaña electoral.
También preguntado por Israel, Obama ha defendido la postura de su secretario de Estado, John Kerry. Ha afirmado que no ve posible que Israel pueda seguir siendo “judío y democrático” si no se consigue una solución de dos Estados, y aseguró que al final de su presidencia ha tratado de enviar un mensaje a su aliado de que esa posibilidad puede estar esfumándose.
Y, en cuanto a Cuba, el presidente defendió su decisión de eliminar la política de “pies secos, pies mojados” para los indocumentados cubanos y dijo que ya no tenía sentido dentro del proceso de normalización de las relaciones con Cuba. Según Obama, esa política trataba a los cubanos de forma “completamente diferente” a otros inmigrantes procedentes de países como El Salvador o Guatemala.
El presidente saliente también ha compartido sus futuros planes: “Escribir y relajarse”, así como pasar más tiempo con su mujer, Michelle Obama, con quien este año celebrará los 25 años de casados, según ha indicado. No obstante, el primer presidente afroamericano de EE.UU. ha previsto que no se quedará de brazos cruzados ante cualquier “violación de los derechos civiles”.
Obama piensa continuar con esa tradición y escaparse de Washington junto a su familia el mismo viernes, “poco después” de los actos de investidura presidencial de Trump, según el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, quien no ha dado detalles de cuál será su destino. No obstante, hoy la cadena CNN adelantó, con fuentes anónimas, que los Obama se irán a descansar a Palm Springs (California).
Obama ha hecho su comparecencia con los índices de aprobación más altos desde 2009, cuando entró en la Casa Blanca como el primer presidente afroamericano de Estados Unidos. Un 60% de los estadounidenses aprueban su gestión y, comparado con otros presidentes salientes, Obama se queda en la parte alta de la lista, superado solamente por el 66% de Bill Clinton en enero de 2001 y el 64% de Ronald Reagan en enero de 1989.
Fuente: El Mundo