El número de víctimas mortales tras un motín en una cárcel del estado de Amazonas, en Brasil, aumentó a 60 reportaron autoridades locales.
El secretario de Seguridad Pública del estado, Sergio Fontes, dijo que un número no determinado de internos escapó durante el motín en el complejo penitenciario Anisio Jobin y añadió que hasta el momento 40 de ellos ya fueron recapturados.
Una docena de guardias de la prisión fueron tomados temporalmente como rehenes, pero ninguno resultó herido y reportaron que los agentes encontraron un agujero en una pared de la prisión a través de la cual creen que se ingresaron armas al edificio.
«Esta es la mayor masacre en una prisión en la historia de nuestro estado», dijo Fontes durante una conferencia de prensa, esto al recordar un caso similar ocurrido en 1992 en Sao Paulo cuando fallecieron 111 reos. El motín comenzó el domingo por la tarde y duró hasta el lunes por la mañana.
Fontes confirmó que muchos de los muertos habían sido decapitados. El juez Luis Carlos Valois, que negoció el fin del disturbio con los presos, dijo que vio muchos cadáveres desmembrados.
Las autoridades dijeron que el disturbio aparentemente surgió de una pelea entre dos de los grupos delictivos más grandes de Brasil por el control de varias prisiones.
Fontes dijo que los reclusos hicieron pocas demandas para poner fin al motín, lo que indicaría una matanza organizada por miembros de una pandilla local, la Familia del Norte, contra la del Primer Comando de la Capital (conocido nacionalmente como PCC), que tiene su sede en Sao Paulo.
El PCC es la banda de drogas y prisiones más poderosa en Brasil y ha estado tratando de extender su alcance a prisiones norteñas dominadas por la Familia del Norte.
El motín terminó después de que los reclusos liberaran a los últimos 12 empleados de la prisión que habían retenido.
En otra prisión de Amazonas, 87 presos escaparon en las primeras horas del lunes, añadió Fonte. Uno de los internos publicó una foto en Facebook mientras salía de la prisión.
La policía de Amazonas investiga si existe un vínculo entre el motín y la fuga.
Fuente: La Razón