Lo voy a plantear de esta manera: para el CEN del PRI es tan importante la Dirigencia en Veracruz que se lo están pensando con mucho cuidado. Sin embargo, puedo confirmar que al momento, el listado de aspirantes en el escritorio de Enrique Ochoa Reza se reduce a seis militantes; podría aumentar.
En el tricolor nacional tienen claro lo fracturado que se encuentra el partido en Veracruz. El nombramiento de la ex alcaldesa de Aguascalientes, Lorena Martínez, como Delegada del CEN, tiene el objetivo de buscar caminos para resolver las enemistades entre los Yunes, los Lagos, los Carvallo, los Vázquez, y demás «pesos pesados».
Los seis que tienen al momento posibilidades de dirigir al PRI en Veracruz son Ericka Ayala, Américo Zúñiga, Carlos Aceves, Regina Vázquez Saut, Fidel Kuri Grajales y Jorge Moreno Salinas. De estos nombres, el de menores opciones es justamente el último, pero se encuentra en el listado.
Es cierto, cualquiera de los mencionados tuvieron o tienen relación con alguno de los Yunes rojos, Fidel Herrera, o hasta con el innombrable Javier Duarte. El CEN no encontrará a alguno limpio de apellido fuerte o «compadrazgo», pero los tiempos se acortan, y en febrero tendrán que seleccionar al nuevo dirigente.
Tienen ya las ventajas y amenazas de cada uno. Conocen que Regina Vázquez y Ericka Ayala no comulgan, pero saben operar; que Carlos Aceves necesitaría apoyo para liderar, pero sabe operar; que Fidel Kuri es de temperamento arrebatado, y sabe operar; que Américo Zúñiga tiene una elección apretada para conservar Xalapa, y sabe operar; que Jorge Moreno Salinas es hechura de Héctor Yunes, y que también, sabe operar. Todos tienen su «negrito» en el arroz, pero saben operar.
Esto escribí el pasado lunes, y justamente, esa misma noche, Amadeo Flores renunció:
«Mucho se comenta sobre un cambio en la dirigencia estatal del partido. Al respecto, Enrique Ochoa me dijo que se busca a alguien que principalmente se mantenga en el centro, cosa complicada. <Se prepara la salida de Amadeo Flores, llegará una persona imparcial, que apoye, sobre todo, a construir la unidad del priísmo estatal, a partir de la pluralidad que tenemos>.
Aquel que se saque «la rifa del tigre» para llevar las riendas del PRI en Veracruz deberá, primero, evitar lo que varios vaticinan: una catástrofe del tricolor en la renovación de las alcaldías. Pasado ese trago que parece ser amargo, el CEN evaluará nuevamente al que haya elegido como dirigente. Queda mucha cuerda.
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