Brújula
Ana Paula Ordorica
La inauguración que ocurrirá esta mañana en el frente occidental del Capitolio de la ciudad de Washington DC, en la que Donald Trump jurará como nuevo Presidente de Estados Unidos, es una ceremonia que ha cambiado a través de los años
La primera ceremonia de inauguración ocurrió con el primer Presidente de Estados Unidos, George Washington. Pero ésta no fue en Washington, fue en la entonces capital, Nueva York, en el Federal Hall, el 30 de abril de 1789.
Fue él, George Washington, quien impuso la tradición de que un Presidente está en el poder por un máximo de dos periodos de cuatro años.
En 1797 fue la primera vez que el ministro presidente de la Suprema Corte de los Estados Unidos juramentó al Presidente entrante, en ese momento, John Adams.
La primera inauguración en la nueva capital, Washington DC, fue en 1801, en donde Thomas Jefferson asumió la Presidencia. Fue el primer Presidente que entró siendo de distinto partido que su antecesor. No obstante, en su discurso declaró: todos somos republicanos, todos somos federalistas.
La tradición de que el Presidente saliente acude a la inauguración del entrante no siempre se ha respetado… en 1829, John Quincy Adams no acudió a la ceremonia de inauguración de Andrew Jackson.
Entre la elección de Abraham Lincoln, en 1860, y la ceremonia de inauguración, en 1861, siete estados del sur declararon su separación de la Unión Americana y conformaron los estados confederados de América. Por ello fueron muchos los rumores que hablaban de que se buscaría impedir que Lincoln llegara al Capitolio para asumir la Presidencia.
Así, Lincoln decidió disfrazarse y tomó un tren que cruzó por la ciudad pro esclavitud de Baltimore para llegar a Washington a tiempo. A pesar de todo el drama, Lincoln asumió dando un discurso conciliatorio, diciendo a los sureños que no eran enemigos. No obstante, seis semanas después estalló la guerra civil.
Lo único que por ley mandata la Constitución es que en la inauguración el Presidente juramente con 35 palabras, pero lo más memorable de la inauguración se escucha cuando cada Presidente pronuncia su discurso:
Cómo olvidar lo que pronunció, por ejemplo, John F. Kennedy: “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino lo que tú puedes hacer por tu país”. Pertinente para este momento las palabras de Ronald Reagan: “El gobierno no es la solución a nuestros problemas en este momento, el gobierno es el problema”.
El discurso más largo lo dio William Henry Harrison en 1841. Tuvo casi nueve mil palabras. Hacía frío en Washington ese día y unas tres semanas después Harrison se enfermó y murió, siendo el primer Presidente de Estados Unidos en morir en el cargo.
Hasta 1933, los presidentes en EU tomaban protesta en marzo 4, cuatro meses después de haber ganado la elección. El periodo se acortó a dos meses con la enmienda número 20. En este tiempo, el Presidente saliente trabaja con el entrante para lograr una transición pacífica, pero es un periodo que sirve, sobre todo, para que el próximo Presidente pueda ser ratificado por los votos del Colegio Electoral, que ocurrió el 19 de diciembre, y la confirmación del Congreso, que se llevó a cabo el pasado 6 de enero.
La inauguración que más gente ha logrado atraer fue la primera de Barack Obama. 1.8 millones de personas se reunieron en el Mall para ver a su primer Presidente afroamericano.
Ahora es el turno de Donald Trump, quien a partir de hoy es el Presidente número 45 de Estados Unidos.
BECADO EN BARCELONA. Con la información que se ha dado a conocer sobre los desfalcos y asesinatos —no son otra cosa cuando se les administra agua destilada a niños en lugar de su medicamento para combatir el cáncer— ocurridos en Veracruz, entenderíamos si el presidente Peña Nieto (que nos entiende con la furia que ha generado el gasolinazo) regresa a Fidel Herrera de su beca, perdón, consulado en Barcelona.
Twitter: @AnaPOrdorica