Primero y diez
Bolivar Roblero
En agosto del año 48 A. de C. en la planicie de Farsalia, en el centro de Italia se llevó a cabo la batalle decisiva de la guerra civil que habría de definir el futuro de Roma: optar por una República o un Imperio, de este lado “se peinaban” Cayo Julio César y sus 21 mil legionarios del lado de la República estaba Pompeyo Magno y sus huestes que sumaban 40 mil legionarios y mil de caballería. La ventaja era claramente del lado de Pompeyo (solamente en la caballería había equilibrio, mil por bando) sin embargo había intangibles que hacían la batalla un poco más pareja: las huestes republicanas ciertamente dominaban por dos a uno en número; se trataba de uno de los ejércitos mejor organizados de su tiempo; sus líderes eran estrategas militares avezados; pero del otro lado del campo, estaban los 21 mil mejores y fogueados soldados del momentos, y por añadidura, la mentalidad de Cayo Julio César era el cerebro militar más brillante que se hubiese visto.
Todo ello quedó demostrado en el desarrollo del combate: ambos contendientes formaron a su caballería en su flanco derecho y contaban con ella como arma definitoria de la batalla, sin embargo, Julio César colocó ocultas en forma oblicua un fuerte contingente de infantería que serviría de apoyo a sus jinetes, este contingente estaba oculto a los ojos de Pompeyo Magno, quien sin darse cuenta de la estrategia de su rival envió a su caballería a atacar la del rival, que retrocedió un poco ante el impulso de los agresores, cayendo en una magistral trampa en la que quedó rodeada de la línea frontal del ejercito de César, por otro lado el contingente de refuerzo que había estado oculto y finalmente la caballería cesariana, que contraatacó en el momento justo; resultado: la caballería de Pompeyo quedo aniquilada muy temprano en el combate y César pudo enviar la suya a destruir los flancos de la columna principal pompeyana, al término del combate el claro ganador era Cayo Julio César, que registró una perdida mínima de sus huestes de apenas 230 muertos contra 15 mil muertos y 24 mil prisioneros por parte de Pompeyo Magno, dejando la mesa puesta para que el vencedor proclamara el Imperio Romano.
De esta misma manera vemos con interés los enfrenamientos Divisionales que se jugarán el próximo fin de semana en la NFL, si bien hay paridad en 3 de los 4 partidos que se disputaran (Patriotas contra Texanos, dicen los apostadores de Las Vegas, es un juego “cantado” con una línea de apuesta de 16 puntos a favor de Nueva Inglaterra, hecho que sólo había ocurrido en juegos divisionales en 3 ocasiones anteriores). El sábado los Halcones Marinos de Seattle, se miden a la más poderosa ofensiva de la Liga (anotó 540 puntos en la temporada regular), la de los Halcones Negros de Atlanta, en un interesante encuentro de una poderosa ofensiva contra una fenomenal defensiva, aquí el intangible es la experiencia de Seattle que lleva 5 temporadas consecutivas pasando a Playoffs con dos supertazones disputados (uno ganado y uno perdido), pero que disminuye su eficiencia cuando sale de su casa y este juego será en el hogar de los alados negros.
El domingo, juegan los Acereros de Pittsburgh en la casa de los Jefes de Kansas, en un partido sumamente parejo e interesante, la explosiva ofensiva de los de oro y negro, con Roethilsberger, LeVon Bell y Deangelo Williams (¡imagínese que potencia!) contra uno de los equipos más equilibrados de la liga, juegan muy bien de ambos lados del balón: aquí los intangibles que jugarán son dos: la localía de los jefes será un factor determinante (¡sólo hay un estadio más difícil de visitar que el “Arrowhead” de Kansas: el Centrury Field de Seattle!).
Finalmente uno de los partidos de mayor interés en la temporada: Vaqueros de Dallas recibiendo en su majestuoso estadio a los Empacadores de Greenbay, un encuentro que tiene incluso antecedentes históricos (recuerde usted el tazon del hielo, en el que se impusieron lo de la Bahía Verde), Dallas es el mejor equipo de la Conferencia Nacional, tiene a dos estrellas rutilantes encabezando una magnifica línea ofensiva: Dak Prescott y Ezekiel Elliott, las variables de este enfrentamiento son pocas (la localía puede pesar en contra de Empacadores, pero a fin de cuentas no tanto, porque Vaqueros jugó igual de bien afuera que en casa – sólo perdió un partido de visitante y uno como local), pero también podría gravitar en el resultado la inexperiencia de Elliott y especialmente la de Prescott, en vista que se enfrentara a unos taimados y colmilludos Empacadores, con el mejor QB de la liga bajo el centro.
Del encuentro entre Patriotas de Nueva Inglaterra y Texanos de Houston, a jugarse en Foxborough, solamente comentaremos que si ganan los de Casa, sellarán su boleto por quinta vez consecutiva a los juegos de Campeonato de la Conferencia Americana, ¡Vaya calidad de éste equipo!
En fin que éste fin de semana, como ocurriera hace 2055 años en Farsalia, los rivales, se enfrentan en una batalla decisiva, dónde los intangibles pueden inclinar la balanza en favor de uno u otro; usted ¿quién cree que gane, Cayo Julio César o Pompeyo Magno?