Ana Paula Ordorica
Falta una semana para que Donald Trump sea presidente de Estados Unidos. Desde que anunció su candidatura, tumbó a los 16 contrincantes republicanos y luego ganó la elección de noviembre México ha sentido fuertes efectos negativos por este magnate nacionalista, anti TLCAN, anti inmigrantes y pro muro fronterizo.
Entonces ¿por qué decir que qué bueno que no ganó la demócrata Hillary Clinton?
Porque con Trump ya sabemos que la relación con EUA va a ser complicada. Sabemos que el magnate ve la vida política con ojos empresariales. Todo es suma-cero. El que exporta gana y el que importa pierde.
Trump no se pone a pensar que precisamente por el TLCAN, cada vez que México exporta, EUA exporta también. Porque un 40% de cada producto de origen ‘mexicano’ trae ese porcentaje de producto estadounidense.
Trump ve el mundo tal como lo plasma en su libro “The Art of the Deal”: para ser exitoso en tu empresa debes llegar a la mesa de negociación pidiendo lo imposible. Y eso es lo que ha hecho desde el primer momento.
No solo dice que va a construir un muro fronterizo. Dice que México lo va a pagar. Así la discusión ya no es sobre construir o no el muro y sobre los efectos de poner barreras físicas entre países. El muro ya está. En la mesa solo se discute quién lo va a pagar.
Esa claridad en medio de un entorno de tanta incertidumbre puede y debe jugar de forma favorable para México.
Con Hillary la historia hubiese sido de menor incertidumbre pero también de acciones anti México. No es un secreto su sentimiento antimexicano desde que su esposo era presidente de EUA. Ella fue la principal opositora al TLCAN y una de las personas que más se sintió agraviada cuando éste se aprobó porque significó enterrar la reforma de salud por la que ella tan duro había trabajado. El capital político de Bill Clinton simplemente no alcanzaba en esos momentos para aprobar ambos temas en el legislativo y la decisión fue sacrificar su reforma de salud.
La llegada de Trump ha generado tanto miedo en la clase política, empresarial y en la opinión pública mexicana que sabemos que nos tenemos que poner las pilas. La situación es tan crítica que el arranque de año ha tenido una velocidad distinta. Sabemos que no hay tiempo que perder. La depreciación del peso frente al dólar cada día no nos deja olvidarlo.
La situación está puesta para que México replanteé la relación con EUA; mejoremos nuestro mercado interno para finalmente darnos cuenta de la importancia de fortalecerlo y nos pongamos a hacer de una vez por todas las tareas que dejamos pendientes cuando nos sentamos en los laureles del TLCAN que entró en vigor hace 22 años ya.
Apostilla: Trump ha logrado un poder desmedido a través de su cuenta de twitter. Al grado que el gobierno mexicano le inyectó mil 600 millones de dólares a los mercados cambiarios en un día (5 de enero) para evitar la devaluación del peso y el señor Trump logró que éstos se evaporaran con tan solo 140 caracteres: “Toyota Motors dijo que va a construir una planta en Baja, México, para fabricar Corrolla para EU. PARA NADA! Construyan en EU o paguen fuerte impuesto transfronterizo”. Eso escribió y con ello evaporó lo que había ganado nuestra moneda. ¿Pesos y contrapesos? Aja!