Los combatientes rebeldes han pedido un alto el fuego de cinco días en Alepo para llevar a cabo la retirada de más de 500 civiles gravemente heridos, cuando el ejército sirio ha recuperado más del 75 por ciento de ese territorio.
El capitán Abdel-Salam Abdel-Razek de la facción rebelde Nour el-Din El-Zinki señaló que el futuro de la ciudad de Alepo se negociaría durante esta pausa humanitaria, bajo la supervisión de Naciones Unidas, pero no hubo una respuesta por parte de Damasco.
Durante la noche, los rebeldes se retiraron de las últimas partes de la ciudad vieja después de que el Ejército tomó los barrios de Bab al Hadid y Aqyul, señaló un portavoz del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
La fuente subrayó que hay decenas de cadáveres y restos humanos que todavía yacen en el suelo desde el barrio de Al Shaar, controlado por las autoridades, hasta el sector sur de la mitad oriental, debido a la incapacidad de los insurgentes replegados de retirarlos por los ataques.
La artillería gubernamental junto con aviones y helicópteros castrenses están bombardeando los distritos de Al Kalasa y Bustán al Qasr, indicó el Observatorio.
Las fuerzas del régimen parecen estar más cerca de tomar toda la ciudad y alcanzar su mayor victoria desde que inició la guerra civil en 2011.
De acuerdo con el Observatorio, al menos 80 mil personas ya han huido de los enclaves del este de Alepo desde que el ejército sirio inició una nueva ofensiva a mediados de noviembre.
La cifra incluye los residentes que habían buscado refugio en el oeste y un enclave controlado por los kurdos entre los dos sectores.
Antes de esta operación, se estima que 250 mil personas permanecieron en el este de Alepo, que estaba rodeado por las fuerzas del gobierno desde mediados de julio.
Fuente: Crónica