Gabriel Casillas
Se dice que los hombres de raza blanca, con bajo nivel educativo y de ingresos modestos, fueron quienes impulsaron el triunfo de Donald Trump en la elección presidencial de Estados Unidos el pasado 8 de noviembre. Mi intención es contrastar la percepción generalizada que se tiene al respecto con los datos más “duros” que se pueden obtener, disponibles en los resultados de la encuesta nacional electoral que condujo Edison Research. Al final del día, creo que es importante analizar los datos tanto demográficos como socioeconómicos que ya se tienen sobre la elección, para poder entender mejor quiénes votaron por Trump y cuál fue la razón principal por la cual lo hicieron.
¿Qué dicen los “datos duros”? Analicemos las cuatro características que enumeraré al inicio: (1) Hombres; (2) raza blanca; (3) bajo nivel educativo; y (4) ingresos modestos. Comenzando con el primer punto, los hombres representaron sólo el 54 por ciento de las personas que votaron por Trump. Es decir, el porcentaje de mujeres que también votaron por este candidato no fue nada despreciable, habiendo sido de poco más de 45 por ciento. Este dato desenmascara el mito de que las personas de sexo masculino fueron los principales responsables del triunfo de Trump. Una gran cantidad de mujeres votó por él, a pesar de las expresiones vulgares y misóginas, evidentes en un sinnúmero de situaciones.
En cuanto al grupo étnico y el nivel educativo –puntos (2) y (3)-, cabe señalar que el 48.4 por ciento de todos los que votaron por Trump se clasifican como “caucásicos sin licenciatura”. No obstante lo anterior, el porcentaje de votantes caucásicos registrados con nivel educativo mínimo de licenciatura que marcaron a Trump en la boleta, no fue pequeño, de hecho fue de 38.5 por ciento. Una vez más la realidad se impone, al hacernos saber que no fueron solamente quienes tienen un bajo nivel educativo quienes decidieron escoger a Trump como su Presidente.
Por último, respeto al nivel de ingresos –punto (4)-, el 68.1 por ciento de quienes votaron por Trump, reportaron tener ingresos iguales o mayores a 50 mil dólares al año y cerca de 35 por ciento, con ingresos anuales iguales o mayores a 100 mil dólares (recordemos el ingreso anual para quienes perciben el salario mínimo promedio en Estados Unidos es ligeramente menor a 20 mil dólares). Entonces no sólo la población que percibe ingresos modestos votó por Trump. En este sentido, considero que tiene mucha lógica que quienes obtienen mayores ingresos se hayan volcado por votar por Trump, si uno toma en cuenta solo las propuestas económicas que planteó en campaña, como menores impuestos y menor regulación, particularmente financiera. Pero una vez más, los datos duros nos dejan ver una realidad distinta a la que en mi opinión se percibe sobre quienes votaron por Trump.
Con esto podemos concluir que no fueron los hombres de raza blanca, con bajo nivel educativo y pocos ingresos quienes eligieron a Trump solamente. El nivel educativo y de ingreso, así como el género no fueron relevantes, lo importante fue la raza. Cerca de 87 por ciento de quienes votaron por Trump eran ciudadanos “caucásicos”, sin importar nivel educativo ni de ingresos, ni si eran hombres o mujeres. Fue un voto de raza blanca. Con este dato, no debe sorprendernos por qué Trump designó a Stephen Bannon –ex director del sitio de Internet extremista Breitbart News, que promueve la supremacía blanca, el antisemitismo y el machismo, entre otras “monerías”-, como “Estratega en Jefe” de su gobierno.
Este dato hace mucho más complicado saber con precisión cuáles fueron las verdaderas razones por las que Trump ganó la elección: (a) ¿Ocho años de administración demócrata?; (b) ¿Movimiento global ‘anti-establishment’? En este aspecto, por ejemplo, Hillary justo representaba el ‘al respecto? Efectivamente la clase trabajadoranstancias hubiera sido evidente que es algo positivo.establishment’, tanto por los cargos que ocupó en la administración actual, como el hecho de ser esposa de un ex Presidente; (c) ¿Bajas tasas de crecimiento económico por varios años, con aumento en el empleo, pero con menores salarios y una creciente desigualdad?; o (d) ¿Creciente preocupación por una parte importante de la población de raza blanca, por estarse convirtiendo en una minoría, máxime después de ocho años de tener un presidente afroamericano? Para “abonar a la confusión”, como diría mi buen amigo Everardo Elizondo, si estuviéramos intentando contestar un examen de opción múltiple, seguro también tendríamos las opciones (a) y (b); (b) y (c); (a) y (c); …; y “todas las anteriores”, así como “ninguna de las anteriores”. Al final del día, es muy probable que la respuesta sea un promedio ponderado de todos estos factores (aquí estoy seguro que mi estimado Federico Reyes Heroles me diría que es la respuesta clásica de los economistas: “Es multifactorial”). No obstante lo anterior y haciendo una evaluación muy somera a la luz de los resultados demográficos y socioeconómicos, considero que el último factor –el (d)-, tuvo un peso importante en el resultado que se obtuvo en esta elección.
*El autor es Director General Adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte.
Twitter: @G_Casillas