El condado de Miami-Dade no será un santuario para los inmigrantes que se encuentren en el país de manera ilegal, pero sus funcionarios no realizarán tareas que les corresponden a los agentes federales de inmigración, aseguró el miércoles el alcalde Carlos Giménez.
Miami «no es una ciudad santuario… Cuando una agencia federal desea ayuda, los ayudamos, pero no somos agentes de inmigración. Cumplimos con las leyes federales», manifestó Giménez ante una veintena de niños inmigrantes que acudieron a su despacho a pedirle que mantuviera unidas a sus familias.
Las declaraciones de Giménez tuvieron lugar en momentos que los inmigrantes que están sin papeles temen que el presidente electo Donald Trump cumpla con sus promesas electorales de deportar a 11 millones de indocumentados.
Numerosas ciudades del país, entre ellas Nueva York, Los Angeles y Chicago, han manifestado abiertamente que funcionarán como santuarios de inmigrantes y no colaborarán con las autoridades de inmigración para detener a extranjeros que permanecen en el país sin autorización.
En el condado de Miami-Dade vive una numerosa comunidad de inmigrantes. Aunque su perfil ha cambiado y es cada vez más diverso, la mayoría de ellos, sin embargo, es de origen cubano y por ello está amparada bajo normativas que le concede a poco de llegar un estatus legal.
Fuente: La Jornada