Menuda bronca armó la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México al aprobar la nueva Ley de Vivienda, supuestamente para promover y fomentar la construcción de casas populares… y para arrendamiento.
Resulta que la redacción del artículo 94 obligará al Gobierno de la Ciudad a utilizar el impuesto predial de manera racional y no a conveniencia de sospechosos intereses políticos y económicos en beneficio directo de las aspiraciones de la autoridad, encarnada por Miguel Ángel Mancera, o peor aún, para otorgar más beneficios a los intereses de poderosos desarrolladres urbanos.
El problema estalla cuando el mamotreto habla de captar la plusvalía de los inmuebles para defender y mejorar el espacio público.
Después del madrugón que nos quería dar la Asamblea Constituyente con su artículo 21, para “morder” un cacho de la plusvalía a los propietarios inmobiliarios, Mancera vio venir un cataclismo social y hubo de recular; sugirió, respetuosamente, borrar toda sombra de duda, interpretada como un nuevo impuesto.
Sin embargo, anteayer, la Asamblea Legislativa de la CDMX aprobó la mencionada nueva Ley de Vivienda que reavivó las llamas de la ira ciudadana. Se leyó como un plan con maña; como perversión, lo cual hizo estallar la controversia en medios de comunicación, redes sociales, y círculos legislativos y judiciales.
Quienes se sienten afectados, hablan de otro atraco, corrupción, ratería, hasta de medidas comunistoides, al estilo de Cuba o la extinta Unión Soviética. Iracundos suspicaces afirman que Mancera quiere su “cochinito” para la campaña… y eso daña.
Para evitar dar certeza a la ciudadanía de que no será sometida a una nueva recaudación y evitar más sospechas, el diputado Leonel Luna, presidente de la Comisión de Gobierno de la ALCDMX, promete corregir la confusa redacción del artículo de la nueva discordia (el 94); jura y perjura que no hay interés algun en aumentar impuestos, mucho menos en afectar el legítimo derecho de los propietarios de inmuebles a la plusvalía.
A estas alturas no estamos para chuparnos el dedo.
Tiene razón el Diputado Fernando Zárate, del Partido Verde, cuando reclama que sus colegas legisladores, por las prisas, ignoraron la técnica parlamentaria, disfrazaron la ocurrencia populista de ejercicio legal y se hicieron bolas jurídicas. Grave asunto.
La priista Dunia Ludlow nos había dicho que la Ley de Vivienda no ocultaba nuevos impuestos ni afanes expropiatorios, pero su explicación fue tan confusa que la Asamblea tuvo que llamar a los bomberos.
Como estará la situación, que Miguel Ángel Mancera promete vetar la legislación aprobada “al vapor” por la Asamblea: “Me dieron pie para permitir ni madres. No dejaré que le cobren nuevos impuestos a la gente”.
El Jefe de la CDMX se mostró contrariado y sorprendido; lamentó que la redacción de la Ley de Vivienda haya neutralizado el impacto que pudo haberse logrado con la petición formal que hizo a la Asamblea Constituyente para retirar el impopular artículo 21 del proyecto de Constitución, por arbitrario, injusto, abusivo e ilegal.
EL MONJE MARCIAL: El Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, echa lumbre. Amenaza con regresar a los cuarteles a su tropa que lleva una década haciéndola de policía ante la ineptitud y negligencia de autoridades civiles que han renunciado a su responsabilidad. Algunos gobernadores y alcaldes son limosneros de la seguridad; le avientan la “bronca” a las Fuerzas Federales. Ya basta, reclama mi Gnereal; se acabó lo que se daba; o nos brindan seguridad jurídica para operar funciones para las cuales los soldados no han estudiado, o nos regresamos por dónde venimos. Escójanle.