Luego de 14 horas de fiesta continua, los más de 30 mil asistentes que llegaron a la comunidad de La Joya, en San Luis Potosí, para celebrar los XV años de Rubí Ibarra García regresaron a sus lugares de origen, dejando el poblado cubierto de basura y en el olvido.
Atrás quedó la música, el baile, las largas filas en las misceláneas locales, las sonrisas, los reflectores y la atención, que por más de un mes, acaparó la atención de medios internacionales y nacionales.
El festejo terminó con saldo de un muerto, una mujer herida, toneladas de basura y un vehículo chocado.
Durante la celebración realizada el lunes pasado, más de 20 mil personas de diferentes estados y otros países visitaron La Joya y el tráfico vehicular, que no es común en este lugar, llegó a formar filas de tres kilómetros de longitud.
“Es un festival norteño”, decía un grupo de hombres con sombreros, botas piteadas de colores extravagantes, jeans y cinturones de piel.
En una localidad donde la mayoría de los habitantes se dedican a la agricultura y ganado, esto es nuevo. Los pobladores aseguran que nunca habían visto tanta gente junta ni tanta oportunidad para montar negocios.
“Por eso aprovechamos el festejo y habilitamos nuestras casas como cocinas económicas, baños e incluso dormitorios, sino aprovechamos hoy, mañana ya nadie se acordará de nosotros y este dinero que necesitamos se va de nuestras manos”, señala Juan Sierra, quien trabaja como albañil.
Con el final de la fiesta, esos negocios improvisados dejaron de existir para convertirse en las mismas casas sin fachada y de lámina que rodean la casa de dos pisos de Crescencio Ibarra, padre de Rubí, quien según los mismos vecinos de esta comunidad es el único “adinerado del lugar”.
La vida de Rubí y la de su familia volverá, por el momento, a la privacidad, ya que Crescencio Ibarra mostró su deseo por contender en las próximas elecciones para ser presidente municipal de Villa de Guadalupe.
La incomunicación, al carecer de internet y red telefónica, sigue, por ello, habitantes aprovecharon a los medios para exigir a las autoridades correspondientes que hagan algo por acercar los servicios básicos a su comunidad.
Uno de los últimos mensajes fue el de Crescencio Ibarra, quien negó que su hija Rubí haya recibido regalos de un hijo de Joaquín El Chapo Guzmán.
Dijo que el único regalo de mayor valor económico fue el auto que le obsequió el alcalde de San Blas, Nayarit, Hilario Ramírez Villanueva, Layín.
En la puerta de su domicilio, el padre de la quinceañera más famosa de México dijo que también es falso que a su hija le hayan regalado una casa amueblada.