El historiador Enrique Krauze afirmó que su balance sobre la figura de Fidel Castro, concediéndole estatura histórica, la cual, dijo, sería absurdo negarle, es negativo, pues «Castro fue el amo y señor que se quedó con su isla durante medio siglo».
En entrevista para el espacio de José Cárdenas, afirmó que el triunfo de Fidel Castro «levantó un inmenso entusiasmo en el mundo, y en particular en Hispanoamérica, donde la promesa mesiánica del comandante era vista como una realidad».
Recordó que a los 11 años, pudo ver el entusiasmo de la gente al saber del triunfo de la Revolución Cubana, e incluso señala que tras leer el libro del escritor Wright Mills «Escucha Yanqui», pudo entender lo que había detrás de esta hazaña histórica.
«El inmenso agravio histórico de nuestra América por las agresiones continuas que Estados Unidos había perpetrado a lo largo de todo el Continente desde el siglo XIX. Entonces esto era una venganza, un desagravio, una afirmación de identidad y mucho más, por la idea de que podía construirse una sociedad justa, democrática, igualitaria y prospera», señaló el historiador.
Indicó que en la juventud, no tuvo un entusiasmo mayor por Castro porque «recuerdo en el 68 cómo apoyó la invasión de la Unión Soviética a Checoslovaquia; entonces, en pleno movimiento estudiantil de México, en agosto del 68, recuerdo el momento en que nosotros estábamos marchando en las calles, y temiendo lo que ocurriría después, con la represión, a mí me pareció incongruente y reprobable aplaudir a Castro, que a su vez aplaudía la invasión Soviética a Praga».
De ahí, dijo, data su desencanto por Fidel Castro, al igual que lo hicieron otros historiadores e intelectuales al paso de las décadas y las generaciones.
Desde su punto de vista, indicó que el saldo de esta situación «fue negativo, no sólo en lo político ni en lo económico, puesto que pasó de una dependencia de Estados Unidos a una dependencia mucho más aguda de la Unión Soviética, y luego la dependencia económica de Venezuela; es decir, la promesa económica de la Revolución Cubana fue fallida».
No obstante, apuntó que en aspectos como la educación y la salud, «no se puede negar que tuvo a lo largo de este tiempo avances, pero el punto central es si de verdad tenían que pagar cuatro o cinco generaciones de cubanos con su libertad, con su frustración económica, con su falta absoluta de democracia para que hubiera un sistema de salud y educación decente; la respuesta es no, porque países como Costa Rica, modestos y pequeños, han podido lograr desarrollo social y económico razonable sin ahogar la libertad».