La organización Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK) asumió la autoría del doble atentado perpetrado la noche del sábado en la ciudad turca de Estambul, según informó hoy en su página web este grupo escindido del clandestino Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Estos ataques son una respuesta, según señalan, al encarcelamiento en el que sigue el líder del PKK, Abdullah Öcalan, y las operaciones militares turcas que se llevan a cabo sobre todo en el sureste del país. Mientras prosigan, «nadie debería esperar poder tener una vida tranquila en Turquía», advierten.
Un cráter de dos metros de diámetro es todo que queda de la fuerte explosión la noche del sábado en Estambul. Así lo muestran las imágenes que aparecen en los medios, pues la policía tampoco dejaba hoy que nadie se acercase al lugar del doble atentado.
Según el Gobierno, los primeros indicios apuntan a que fue obra del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), prohibido en el país. Todavía quedan pendientes de aclarar numerosas cuestiones sobre el trasfondo. El PKK suele atentar contra las fuerzas de seguridad, por lo que en ese sentido la elección de policías como blanco podría ser un motivo. En el sureste del país el Ejército actúa desde mediados de 2015 contra el PKK, que ha reaccionado a través del grupo escindido TAK con numerosos atentados también en el oeste de Turquía
El coche bomba que estalló cerca del campo de futbol del Besiktas y que costó la vida al menos 38 personas estaba dirigido contra los agentes. También el atacante suicida que hizo estallar los explosivos que portaba parece que apuntaba a las fuerzas de seguridad. En la jornada de hoy el Gobierno turco tenía una actitud de represalia. Lo importante es la lucha contra la «peste del terrorismo», dijo el presidente Recep Tayyip Erdogan. Los autores pagarán «un precio más alto», aseguró. Pero se sigue sin saber quién está detrás de los ataques. El primer ministro Binali Yildrim apuntó al partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que hasta ahora no ha reivindicado el ataque. Las autoridades no dieron detalles de los 13 detenidos. Los agentes han acordonado ampliamente la zona alrededor del campo de futbol del Besiktas.
Esta tarde (local) se concentraron cientos de personas en el lugar. Portaban banderas turcas y carteles en los que se leía: «No nos acostumbramos». Las mayoría de los 38 muertos eran policías. Entre las víctimas civiles figura también un estudiante de medicina de 19 años, Mustafa Berkay Akbas.
Según su padre, Salim Akbas, era un joven matriculado en la universidad de Ankara que había ido con amigos a pasar dos días a Estambul. «Estaban de visita en Estambul. Fueron a ese lugar en taxi de forma casual», dijo Akbas con lágrimas en los ojos a la televisión. El padre no quería que se hablase de su hijo como un «mártir». «Fue asesinado, no diré nada más», concluyó Akbas. La noche del sábado amigos y familiares emprendieron en Twitter una acción para buscar a Akbas, después de que no pudiera ser localizado por teléfono.
La conmoción en todo el país es enorme. Unos desconocidos hicieron estallar un coche cargado de explosivos a las 22:29 horas (local), apenas hora y media después del final del partido entre el Besiktas y el Bursaspor. Los espectadores ya se habían marchado. Poco después el terrorista activó los explosivos que portaba. Besiktas es un barrio muy concurrido para salir en la parte europea de Estambul y queda cerca de la conocida plaza Taksim. El fin de semana es una zona muy frecuentada. Las explosiones fueron enormes y se escucharon incluso a varios kilómetros de distancia. La tierra tembló. Y las sirenas no dejaron de sonar. Según el viceprimer ministro, Numan Kurtulmus, se emplearon entre 300 y 400 kilos de explosivos. En un vídeo difundido en las redes sociales y que fue grabado desde la parte asiática se ve una enorme bola de fuego.
Como el partido entre los enconados rivales Bursaspor y Besiktas estaba calificado de riesgo, se realizó un fuerte despliegue policial. Todavía quedan muchas cuestiones sin resolver sobre los motivos.
Turquía combate en Siria tanto al Estado Islámico como también a la rama siria del PKK. El viernes, el Ejército turco y los insurgentes sirios avanzaron hasta Al Bab, bastión del EI. La ciudad, que no queda lejos de la frontera con Turquía es el último reducto del EI en la provincia de Alepo, en el norte de Siria.
Fuente: La Jornada