El 30 de enero de 2016 el Distrito Federal se convirtió en historia tras 192 años de existencia. Con la promulgación del Presidente de la República y una amplia reforma política que inició con el nombre, la ahora Ciudad de México (CDMX) el nuevo estado, tendrá leyes propias y con éstas también nuevas responsabilidades.
La iniciativa arrancó formalmente en el Congreso en 2012, desde entonces la Cámara de Senadores tuvo 12 foros para trabajar en la transformación. De ahí se acordaron los tiempos de la nueva entidad, partiendo de su denominación el 29 de enero pasado y concluyendo la primera etapa el 31 de enero de 2017 con la nueva Constitución.
Pero el cambio más que de nombre obedece a la libertad que como estado obtiene a ser soberano en varios aspectos y, sobretodo, de acceder a recursos que la federación otorga a los estados para que los administre de forma autónoma y ojo, capacidad de endeudamiento.
La excepción a la administración independiente de recursos se da en dos rubros: el financiamiento a la educación y al sector salud, los cuales siguen siendo responsabilidad del gobierno federal.
Recientemente la Cámara de Diputados explicó que la Ciudad de México no es el estado número 32 como muchos venían diciendo, la razón es que no hay municipios, y además en Capital del país y donde residen los poderes de la federación.
Como entidad deberá contar con una Constitución Política, en la cual trabaja la Asamblea Constitutiva, que se formó únicamente para este fin y que entregará el documento el 31 de enero de 2017.
La actual Asamblea Legislativa se transformará en un Congreso local que tendrá, como en los otros estados, la facultad de aprobar o rechazar leyes locales, además de que le tocará la tarea de revisar la nueva Constitución.
Se acaban los jefes delegacionales y las demarcaciones con esos nombres, se crea el concepto de alcaldías y, por lo tanto, tendremos alcaldes, la misma cantidad que se tiene hoy como jefes de delación.
Dichos alcaldes estarán acompañados por 10 concejales, quienes también será elegidos democráticamente.
El Jefe de Gobierno actual migrará poco a poco hacia la figura de gobernador, eso se definirá en los meses posteriores al 31 de enero cuando el Constituyente termine la redacción de la nueva ley y sea promulgada por el Congreso.
En el caso de los puestos claves como Jefe de la Policía y Procurador de Justica ya no serán designados por el Presidente de la República, en adelante, serán equipo del Jefe de Gobierno, más adelante gobernador.
El Jefe de la Policía y el Procurador de Justicia ahora serán nombrados por el Jefe de Gobierno, no por el Presidente de la República.
Varios legisladores han hecho el señalamiento al jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, para que explique a detalle los beneficios y obligaciones que tendrán los habitantes de la Ciudad de México. Pues en un futuro cercano, consideran que el cambio de nombre conllevará algunos gastos como cambio de placas, de documentación como actas de nacimiento, etc.
En cuanto al gentilicio de la nueva entidad, el que dicta la Real Academia Española de la Lengua (RAE) es Mexiqueño, que quiere decir originario u oriundo de la Ciudad de México. Pero la verdad es que a pocos dejó complacido el nombre.
Defeño también es aceptado por la RAE, peor debido a la reforma en el artículo 44 de la Constitución la palabra dejará de usarse pues obviamente, ya no hay Distrito Federal (DF).
Capitalino también se consideró por la Academia Mexicana de la Lengua, pero es ambiguo, pues no es la única capital.
Y aunque mexiqueño es el correcto según la RAE y el lingüista mexicano Jorge Moreno de Alba, quien dedicó todo un capítulo en su libro “Minucias del Lenguaje”, al tema, lo cierto es que tendrá que ser la Asamblea quien decida cómo se llamarán en adelante los ahora ex chilangos.
Fuente: Yahoo