Francisco Fonseca N
En México sufrimos hoy en día de una fuerte desestabilización social producida por la impunidad, la corrupción, la inseguridad, el desempleo, la pérdida de valores, la desunión familiar, etcétera. Cada uno de estos conceptos son ramas que parten de un solo tronco que se llama “falta de educación”. No tenemos una adecuada educación, no hay una correcta orientación vocacional, y lo peor es que se carece de una justa preparación magisterial.
El maestro debe ser luz y guía del estudiante, debe ser la parte formadora después de la familia, y además la influencia positiva o perniciosa del futuro ciudadano. Personalmente no creo que los docentes de hoytengan mucho de positivo que aportar a los educandos.
Desde hace muchos años los vi desfilar en calzoncillos, chiflando mentadas de madre, destruyendo alambradas y guardas para contenerlos. Me preguntaba yo entonces que iría a pasar con el nivel básico que es el fundamento de toda una construcción educacional y qué clase de conocimientos podría impartir un individuo que toma por asalto el senado de la República encuerado.
Al día de hoy, las cosas han empeorado notablemente porque ya los ciudadanos no tenemos tregua en gran parte del país con estos seudomaestros que ya no son seres humanos sino viles delincuentes que destruyen lo que sea para apaciguar sus conciencias retorcidas y aviesas.
La enseñanza es una de las tareas más difíciles de cumplir. Satisfacer constantemente decenas o cientos de inquietudes y prepararse para transmitir en forma adecuada los conocimientos, llevan al maestro a dedicar a estas cuestiones gran parte de su tiempo fuera de las aulas.
Se carece de investigaciones al respecto, por lo tanto lo único que puedo hacer es especular, pero es probable que la razón de que muchas personas se hallen practicando la enseñanza sea porque antes fracasaron en su carrera preferida. Es posible también que algunos se entreguen a la enseñanza y continúen en ella aún a disgusto porque esa ocupación les permite otras actividades. Se maneja mucho el concepto de que los docentes tienen que ser modelos de buena conducta para los jóvenes, aún los adultos se sientes cohibidos delante de un maestro.
Los maestros sienten que su imagen pública no es buena y que la gente no les tiene la consideración debida, pero para muchos la enseñanza constituye un escalón en su deseo de mejorar de posición social y, en consecuencia, de ganar prestigio. No son profesionales en el sentido que habitualmente se da a esta palabra. No tienen clientes que los escojan o soliciten, llevados por una necesidad.
Me gustaría terminar diciendo que el maestro es un constructor social y que es el formador de una etapa muy importante de nuestra vida. Pero al ver los acontecimientos ocurridos en los últimos años no me queda sino concluir que la famosa coordinadora magisterial ha hecho perder a millones de jóvenes meses, tal vez años, de desarrollo y enseñanza muy necesarios y valiosos.
Un viejo dicho expresa: “quien pierde la mañana pierde el día; quien pierde la juventud pierde la vida”. En qué vergonzosa y abochornada situación han puesto a la juventud hoy en día los así llamados maestros.