La carrera por la presidencia de los Estados Unidos se convierte en una pesadilla. Las tendencias, a tres días de la elección están casi al parejo, aspecto que hace temblar a los mercados internacionales y en particular la paridad peso-dólar, frente al temor de una eventual victoria del candidato republicano.
El discurso de campaña de Donald Trump ha sido poco amigable con los mexicanos, su actitud es ofensiva ante los millones de connacionales que legal o ilegalmente viven y trabajan en la Unión Americana, por eso y a fin de ir disminuyendo el flujo de indocumentados a lo largo de la frontera entre los dos países, es que amenaza con la construcción de un gran muro.
Es decir, desde nuestro país se le ve como un potencial enemigo para los intereses nacionales, cada vez que las encuestas lo acercan a su adversaria demócrata Hillary Clinton, el peso y la Bolsa sufren movimientos a la baja, ahora las cosas se ponen mucho más difíciles, porque según esas encuestas, el señor está muy cerca de ella.
La elección es este martes 8 de noviembre, es la justa número 58 por la Casa Blanca, o sea estamos ya en la víspera y a partir de las pocas horas que faltan no habrá grandes movimientos, así que sólo hay que esperar un milagro y a eso le apuesta la mayoría del pueblo mexicano.
Son 538 los integrantes del colegio electoral, cuyo voto es directo y quien alcance 270 de ellos ya está del otro lado, sólo que dadas las circunstancias, hoy se tiene que esperar hasta el último momento para conocer la decisión de nuestros poderosos vecinos.
Claro, todo lo que venimos percibiendo es a nivel de discursos de campaña, orientados siempre a lograr el mayor número de simpatizantes. Lo vemos acá en México, nuestros políticos se rasgan las vestiduras y simulan llegar al enfrentamiento en la lucha por los cargos de elección, una vez en la representación, también los observamos comiendo en el mismo plato y sobre todo desarrollando acciones contrarias a las que como electores nos prometieron.
Algo parecido tiene que ser en aquel lado de la frontera, finalmente Donald Trump parece haber diseñado una estrategia de campaña con el fin de atraer a los más y con lo poco que los conocemos, es de considerar que la mayoría de los estadounidenses no comparten la idea de una política migratoria sensible y de buen trato para los inmigrantes hacia aquella nación.
Además, una cosa es la oferta de campaña, otra bastante distinta la posición que se debe tomar una vez al frente de un país tan poderoso como ése, los actos tienen que ser moderados y calculados, son demasiados los intereses en juego y el resto de las estructuras de gobierno lo irían inmovilizando.
Por eso hay pesos y contrapesos, equilibrio de poderes, las Cámaras tendrían que intervenir para suavizar la actitud del Ejecutivo, si en caso que de ganar en verdad pretendiera ejecutar al pie de la letra el contenido de sus discursos y hasta amenazas, así que aún ganando, el señor tendrá que entender que buena parte de la actividad productiva del campo y de empleos en la industria del alimento depende de la mano de obra de emigrantes, sobre todo latinos y muy en especial de los mexicanos.
Pero que las cosas se han puesto al rojo vivo en lo que se refiere a la elección presidencial en esa nación, ni qué decir, no hay muchos antecedentes parecidos; el propio Barack Obama ganó con cierta holgura, hay que esperar entonces que algo extraordinario suceda.
Fuente: La Unión