Los consumidores mexicanos deberán acostumbrarse a que el precio de los combustibles y la energía eléctrica se muevan a la baja y a la alza según las cotizaciones en el mercado internacional, aseguró este viernes Ildefonso Guajardo, secretario de Economía.
Que una economía funcione en relación con indicadores de mercado es fundamental, dijo Guajardo al participar en el Segundo encuentro: Integración iberoamericana y la Alianza del Pacífico, organizado por el Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce) y la Fundación Iberoamericana Empresarial.
Guajardo explicó que en 2012 el país tuvo 70 alertas críticas por falta de abasto de gas en la zona centro y occidente del país, que obligó a varias empresas a parar sus operaciones. Aseguró que esa circunstancia se presentó porque no había planeación de gasoductos para impulsar el desarrollo. Hoy, dijo, gracias a la reforma energética y al desarrollo de infraestructura, al cierre de este sexenio –en 2018– se habrá duplicado la capacidad de transportación de gas y estará garantizado el suministro de ese insumo. A la vez, aumentará la capacidad de generación de electricidad en plantas de ciclo combinado (que utilizan gas), lo que disminuirá la generación a partir de combustóleo, que es más contaminante.
Es clarísimo, dijo, crear condiciones de mercado para el abasto de combustibles y electricidad. Efectivamente, a lo que vamos a tener que acostumbrarnos los mexicanos es que el precio de las gasolinas refleje los precios internacionales; a lo que vamos a tener que acostumbrarnos es que el efecto de la producción de electricidad vía gas también refleje los precios del gas, añadió.
Es mucho mejor, consideró, que los mercados sean eficientes en términos del costo de los recursos porque cuando los precios (del gas) están abajo nos beneficiamos de tarifas eléctricas reducidas y tenemos que impactar los ajustes en los costos de los insumos internacionales. Eso es lo que queremos, que una economía responda a esos precios.
La transición en cualquier reforma –como la que liberalizará los precios de la gasolina a partir de 2017– no es fácil, añadió, pero preferimos un país que se compromete con condiciones de mercado, que invita a la inversión extranjera a poder desarrollar sus capacidades productivas y que eventualmente sus mercados funcionen como tienen que funcionar.
Fuente: La Jornada