La de este martes y miércoles se aventura una noche larga. En especial para quienes, desde España, decidan seguir al pie del cañón el resultado de las elecciones estadounidenses y se resistan a irse a dormir sin saber quién será el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Para ellos, una advertencia: antes de las 2.00 o las 3.00 horas de la mañana española, que no sueñen siquiera con empezar a vislumbrar quién será el 45º presiente de los Estados Unidos de América. Y antes de las 5.00 horas de España, es difícil que se produzca el tradicional discurso de victoria del ganador y de reconocimiento de derrota del perdedor. Para empezar, algunos datos. Los estadounidenses con derecho al voto son alrededor de 219 millones, aunque el sistema electoral del país de las barras y las estrellas exige que para poder introducir en la urna la papeleta de turno o votar a través de las máquinas electrónicas de votos que existen por aquí (y que son algo así como cajeros electorales) es necesario primero registrarse. Y sólo unos 150 millones de votantes lo han hecho.
Es verdad que en muchos estados las urnas llevan abiertas desde hace días, así que lo que este martes marcará es que será el último día para poder votar. O para poder cambiar el voto. Porque casi una tercera parte de los ciudadanos ya han introducido en la urna su papeleta y en algunos estados es posible cambiar el voto.
Es cada estado el que establece la modalidad de voto y de recuento para su propio territorio. Y a eso hay que sumar los distintos husos horarios de Estados Unidos. Pero a las 23.00 horas de la costa este (las 4.00 horas en España) se deberían conocer los resultados de los últimos estados en cerrar los colegios electorales, es decir, Alaska y California.
Pero antes, entre las 20.00 y las 22.00 horas de Washington y Nueva York (entre la 1.00 y las 3.00 horas en España) es muy posible que empiece a vislumbrarse el panorama. Si, por ejemplo, Trump se anota Nueva Inglaterra y el de Pensilvania, la situación pintaría bastante fea para Hillary Clinton. Y al revés: si la candidata demócrata se mete esos dos estados en el bolsillo, sería un buen presagio para ella. En Estados Unidos, ya se sabe, el presidente no es elegido directamente por los votantes. Su elección tiene lugar a través de un órgano llamado Colegio Electoral, formado por los así llamados grandes electores.
Estos grandes electores son los delegados de los distintos estados y suman en total 538. Para conseguir las llaves de la Casa Blanca es necesario, por tanto, obtener el apoyo de al menos 270 delegados, es decir, la mitad más uno. Los estados con mayor población (que no territorio) son los que más grandes electores aportan. California se encuentra a la cabeza con 55.A las 23.00 horas de la costa este (las 4.00 horas españolas) uno de los dos candidatos debería de haber superado ya el umbral mágico de los 270 votos que abre las puertas de la Casa Blanca. Para esa hora ya se debería conocer el recuento de votos en algunos de los estados clave que se supone que decidirán el resultado de estos comicios, como por ejemplo Ohio, Virginia, Carolina del Norte e incluso Florida.
Si para entonces no se han producido sorpresas y Hillary se ha anotado todos los estados que esperaba, Trump necesitaría conquistar al menos tres de esos estados para seguir acariciando el sueño de convertirse en el 45º presidente de EEUU.A medianoche de la costa este, las 5.00 horas en España, deberían tener lugar los discursos tradicionales en los que uno de los candidatos proclama su victoria y el otro admite su derrota. Aunque si el que pierde es Trump podría cumplir su amenaza y no reconocer el triunfo de Hillary.
Fuente: El Mundo