«Cállense y quédense quietos», la mujer vestida de ropa militar negra y un velo igualmente negro sobre sus hombros le grita a los hombres armados que se encuentran detrás de ella, mientras se sienta para la entrevista.
Inmediatamente se callan, cada uno se ajusta su arma y se paran derechos como si los hubiesen llamado al orden.
Esta es una mujer que comanda respeto, pensé. Lleva una pistola de 9 mm bajo su brazo izquierdo. El área alrededor del gatillo está gastada de tanto uso.
Ella y sus hombres, parte de una milicia tribal, recientemente ayudaron a las fuerzas del gobierno a sacar a ISIS del pueblo.
En un mundo dominado por los hombres, una combatiente femenina es una rareza.
Pero para Um Hanadi esto no es nuevo.
«Empecé a luchar contra los terroristas en 2004, trabajando con las fuerzas de seguridad de Iraq y con la coalición», dice. Como resultado, atrajo la ira de lo que eventualmente se convirtió en al Qaeda en Mesopotamia y que luego se transformó en ISIS.
«He recibido amenazas de los líderes de ISIS, incluyendo una de Abu Bakr (al-Baghdadi)», dice refiriéndose al auto proclamado califa de ISIS.
«Estoy en la primera posición de su lista de más buscados», alardea, «incluso más que el primer ministro».
Um Hanadi hace una lista de las veces que el enemigo ha dejado automóviles bomba afuera de su casa. «2006, 2009, 2010, tres carros en 2013 y en 2014».
Su esposo murió en combate. Ella volvió a casarse, pero ISIS asesinó a su segundo marido este año. ISIS también mató a su padre y a sus tres hermanos. También mataron a sus ovejas, sus perros y sus pájaros.
Además, ella ha escapado de la muerte por muy poco.
«Me han intentado asesinar seis veces», afirma. «Tengo metralla en mi cabeza, mis piernas y mis costillas se han fracturado».
Se mueve el velo para mostrar sus cicatrices.
«Pero eso no ha impedido que siga luchando», dice.
Um Hanadi dice que ha encabezado a sus hombres en múltiples batallas contra ISIS. El general Jamaa Anad, el comandante de las fuerzas terrestres de su nativa Salahuddin, me dijo que le habían dado a sus hombres vehículos y armas.
El general Anad, un hombre de pocas palabras, dijo conciso que «sus hermanos y sus esposos murieron como mártires».
Tras hacer una lista de los ataques en su contra, y de todos los seres queridos que ha perdido por cuenta de ISIS, Um Hanadi dijo: «Luché contra ellos. Los decapité. Cociné sus cabezas y quemé sus cuerpos».
No intentó explicar eso ni ofreció disculpas. Fue algo que dijo alardeando, no como una confesión.
«Todo esto está documentado», dice. «Lo puede ver en mi página de Facebook».
Así que revisamos. Junto a muchas fotos de ella con sus maridos muertos, combatientes y generales, hay una donde aparece sosteniendo lo que parece ser una cabeza acabada de cercenar. Otra muestra cabezas dentro de una olla. En una tercera fotografía ella está de pie junto a cuerpos parcialmente quemados.
No se puede verificar si son fotos auténticas o fueron modificadas, pero su intención queda clara.
Um Hanadi se describe a sí misma como una «rabat manzal», un ama de casa. Negó los reportes de los medios que afirman que ella es una peluquera, aunque su foto de Facebook la muestra sin velo, en lo que parece ser una peluquería. Tiene dos hijas, de 22 y 20 años. Están entrenadas y listas para luchar, dice, pero en este momento cuidan de sus hijos.
Cuando terminamos la entrevista, los hombres de Um Hanadi se preparan para subir a sus camionetas. Me acerco a uno de los vehículos, en el que hay tres hombres en el asiento delantero. Uno de ellos sacó una granada.
«Esto es para Daesh», dice usando el término peyorativo para ISIS.
«Y también esto, para cortar sus cabezas», dice el conductor mostrándome un machete largo y poniéndolo muy cerca de mi rostro.
Fuente: Expansión