Desde su elaboración y aplicación en 1966, el Plan DN-III-E ha sido instrumentado por personal militar, para atender y brindar apoyo a la población afectada por fenómenos naturales o por antropogénicos, no sólo de México, sino de otros países.
El Plan de Auxilio a la Población Civil en Casos de Desastre, que en 2016 cumple 50 años de labor, es un instrumento operativo militar que establece los lineamientos generales a los organismos del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, para realizar actividades de auxilio a la población civil afectada por cualquier tipo de desastre.
Este programa fue elaborado como consecuencia del desbordamiento del Río Panuco, su denominación data del mismo año, a raíz de su inclusión en la Planeación de Defensa Nacional como anexo “E”.
A pesar de que en posteriores revisiones del plan de defensa, se ha presentado la disyuntiva de darle otro nombre, el Alto Mando (secretario de la Defensa Nacional), decidió continuar designándolo como “PLAN DN-III-E”, debido a la identificación que bajo esta denominación tienen autoridades civiles, medios de comunicación y población en general.
Como parte de ese proyecto, la participación militar se realiza para atender emergencias ante fenómenos geológicos como volcanes o sismo; hidrometeorológicos como sistemas invernales o tropicales, o en incendios.
En su aplicación, el Plan cuenta con tres fases que rigen la participación del personal del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos: la de Auxilio: son las acciones destinadas a salvaguardar la vida de las personas, sus bienes y la planta productiva y a preservar los servicios públicos y el medio ambiente, ante la presencia de un agente destructivo.
Entre las acciones que realiza el personal militar destacan las de apoyar a las autoridades para alertar a la población amenazada; ejecutar los planes específicos de emergencia y establecer enlace con las autoridades estatales y municipales para la atención coordinada de las situaciones de emergencia.
También colabora en la organización, coordinación y realización de las labores de búsqueda y rescate; ayuda con equipos de transporte, de comunicación con recursos humanos para su operación de que se dispone, así como coadyuvar en las tareas de recuperación básica de los servicios estratégicos.
Participa en la evaluación de daños y en la distribución de bienes y productos básicos y en su caso, de la ayuda humanitaria, entre la población afectada.
La Fase de Prevención permite una preparación para reaccionar en forma oportuna y tomar acciones dirigidas a controlar el riesgo, evitar o mitigar el impacto destructivo de los desastres sobre la vida y bienes de la población, la planta productiva, los servicios públicos y el medio ambiente.
La Fase de Recuperación del Plan DN-III-E, se refiere al proceso orientado a la reconstrucción y mejoramiento del sistema afectado, como población y el entorno, así como a la reducción del riesgo de ocurrencia y la magnitud de los desastres futuros.
En esta tercera etapa, la Secretaría no tiene funciones asignadas en esta fase, sin embargo, a petición de las autoridades civiles, se apoya principalmente en la rehabilitación de los caminos y recuperación de los servicios básicos de salud, luz y agua.
Durante los sistemas invernales que ocasionan nevadas, bajas temperaturas y heladas, el personal militar lleva a cabo actividades de remoción de nieve y hielo de carreteras y techos, control del tránsito vehicular, además proporciona bebidas calientes a las personas que se encuentran varadas en sus vehículos debido a estos fenómenos meteorológicos.
En caso de la ocurrencia de un sismo que amerite una emergencia, las Unidades e Instalaciones del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, se encuentran preparados para actuar en apoyo de la población civil.
Además, ante el incremento de la actividad en los volcanes Popocatepetl y Colima, personal militar mantiene actividades de supervisión en las áreas de riesgo, ubicadas alrededor de los colosos, con la finalidad de prever la aplicación de los planes con los mismo nombres.
Cuando se presenta una situación de emergencia por alguna tormenta tropical o huracán, la Sedena, por conducto del personal militar ubicado en las diferentes partes del país, procede a aplicar el Plan DN-III-E, en coordinación con las autoridades civiles, ya sea en forma preventiva (evacuando personas) o auxiliando a la población civil cuando los efectos del fenómeno hidrometeorológico ya han causado daños.
El Plan DN-III-E también se ha aplicado fuera del territorio nacional, en labores de ayuda humanitaria, que para México, tiene un contexto internacional de carácter bilateral, apoyando al país afectado bajo un esquema de coordinación y cooperación con sus autoridades.
El auxilio a la población civil de otros países hermanos, se realiza empleando los mismos procedimientos que en la nación.
Otras actividades que realizan los militares son la labor social, llevan a las comunidades más aisladas o de escasos recursos servicios médico y odontológico; realizan la aplicación de vacunas; reparación de aparatos electrodomésticos; cortes de pelo, servicios de mantenimiento a planteles educativos, y trabajos de albañilería, plomería y herrería.
De acuerdo con las políticas nacionales para la prevención y mitigación de emisiones de gases efecto invernadero y la adaptación a los Efectos del Cambio Climático de la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático, la Sedena participa en el combate a incendios forestales.
Fomenta la especialización y profesionalización del personal militar en temas del medio ambiente, mediante la impartición de conferencias y cursos.
Fuente: Crónica