Anna Frank se valió de páginas de papel para relatar el día a día de la persecución nazi contra los judíos. Sus diarios se han convertido en uno de los libros más vendidos de la historia. Son el símbolo de la infancia frente al máximo horror.
Desde que estalló en 2011, la guerra en Siria ha dejado más de 400.000 muertos —alrededor de 80.000 civiles, incluyendo 13.500 niños— y centenares de miles de heridos. Y ha impregnado de terror la vida de muchos niños, atónitos e incrédulos ante lo que ven todos los días.
Bana tiene 7 años. Se despierta con el sonido de las bombas y se acuesta intentando conciliar el sueño entre disparos, explosiones y la incertidumbre de no saber si despertará al día siguiente. Y sabe utilizar Twitter: su cuenta tiene casi 26.000 seguidores pese a abrirla hace apenas un mes. “Hola, soy Bana y soy una chica de 7 años que vive en Alepo. Mi madre y yo queremos contarte los bombardeos de aquí. Gracias”, escribe en su perfil.
Bana tiene dos hermanos, con los que quiere vivir el resto de su vida. Y lee para olvidar los bombardeos. Estudia inglés, unas clases que le imparte su madre.
«Tengo mucho miedo. Voy a morir esta noche. Estas bombas van a matarme ahora».
Pasan los días y Bana se queda cada vez más sola. Bana no quiere la paz. La «necesita».
Fuente: Huffington Post