A voz en cuello, el padre Hugo Valdemar anuncia la llegada del apocalipsis arcoíris. El vocero de la Arquidiócesis Primada de México denuncia la conjura para establecer el #ImperioGay en el país. Habla de una movida del diablo advertida por el Papa Francisco, y llama con urgencia a poner un alto a las fuerzas del mal.
La amenaza apareció en forma de carta enviada por el Movimiento por la Igualdad en México a las oficinas del semanario Desde la Fe. Los “abajo firmantes” reclaman la actitud beligerante y tendenciosa del órgano de difusión de la Iglesia Católica respecto a la iniciativa de matrimonio igualitario propuesta por el Presidente de la República.
Para Hugo Valdemar, la misiva es hostil, intimidatoria, repleta de amenazas veladas de represión a través de demandas civiles, denuncias penales y amparos. Se trata –dice– de una verdadera persecución para quienes profesan la fe católica y se oponen al derecho a casarse y adoptar entre parejas del mismo sexo.
A unos días de las marchas a favor y en contra del matrimonio igualitario, los dichos del pastor clerical avivan los ánimos inflamados del rebaño fiel.
Valdemar revela además una nueva fase de la guerra santa contra lo que la Iglesia Católica considera aberrante.
Si en los meses anteriores los hombres con sotana se mantuvieron a la ofensiva a través de la descalificación y el engaño, ahora se dicen víctimas de la intolerancia.
El clero intenta dar vuelta a la tortilla; la discusión sobre el derecho a la familia ahora se transforma en clamor por la libertad de culto. Quienes se oponen a los postulados eclesiásticos son victimarios, impulsores de la dictadura del pensamiento que pretende imponer la ideología de género y aplastar a los defensores de la moral cristiana.
Las acusaciones agravan la división entre quienes defienden puntos de vista diametralmente opuestos y cierran la puerta a cualquier posibilidad de entendimiento y reconciliación.
La Iglesia Católica entra a terreno radical, sinuoso y resbaloso; la escalada verbal pone en alerta a la comunidad LGBTTTI, dispuesta a llevar el pleito a las últimas consecuencias y sacar a la luz datos oscuros de siniestras ovejas descarriadas, y de aquellos que las esconden tras las sotanas.
No nos confundamos, esta no es una nueva cristiada; Dios nos libre. Estamos ante un pleito entre liberales y conservadores por cuestión de derechos, para defender posiciones políticas antagónicas, mantener cada cual privilegios y ganar espacios en un país agobiado por desazón, hartazgo y desesperanza, campo fértil para posturas radicales.
EL MONJE ZACATÓN: La función del Estado debería ser la de garantizar derechos y libertades, no dar clases de catecismo sacramental, ni mucho menos quebrase de miedo por irse al infierno a donde la Arquidiócesis lo quiere mandar si se atreve a aprobar una ley arcoíris; no sería un buen cálculo de rentabilidad electoral, amenaza el clero intolerante. Ruge el león… y el PRI se espanta.