Con fuerte despliegue de seguridad y en medio de un enjambre de reporteros de distintos medios de comunicación, el convoy que transportaba las cenizas de Juan Gabriel llegó hasta las puertas de la casa en la Calle Colombia.
Sin más, la camioneta en la que fueron transportadas las cenizas ingresó en la casona, y del vehículo descendieron los tripulantes que viajaban en él y que traían consigo la urna que fue objeto de un homenaje en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México.
De cualquier forma, el “Amor eterno” de sus seguidores se hizo patente, pocos, pero suficientes para decirle que estará “Siempre en mi mente” y que esta Ciudad Juárez que él adoptó será siempre su “Querida” ciudad.
Fuente: La Razón