Andares Políticos
Benjamín Torres Uballe
Vaya que el proyecto de egresos 2017 ha generado mucha controversia. Los motivos para ello son abundantes. El origen de los diversos puntos de vista radica principalmente en el enfoque que, al menos en la publicidad, dicho presupuesto ostenta: “la austeridad”. Pero también en la forma con la cual el discurso oficial pretende venderlo, mediante el engaño de que el apretón de cinturón es sólo para el gobierno, lo que es verdad a medias. Vea usted, amable lector, las inconsistencias que ya han surgido.
Al investir a José Antonio Meade como nuevo secretario de Hacienda, el pasado día 7 en Los Pinos, el presidente Enrique Peña Nieto lo instruyó así:
“El Proyecto de Paquete Económico 2017, que se presente al Poder Legislativo, deberá contribuir a la consolidación de las finanzas públicas, logrando por primera vez en muchos años un superávit primario. Esto significa que los ingresos de la Federación deberán ser mayores que sus egresos, antes de cubrir el costo financiero de la deuda pública y los pasivos garantizados por el Gobierno Federal”.
La segunda orden fue: “El nuevo titular de la Secretaría de Hacienda deberá continuar con la aplicación de medidas de responsabilidad fiscal, a fin de contener y estabilizar el crecimiento de la deuda del sector público como proporción del Producto Interno Bruto”.
Y luego llegó la tercera indicación: “El esfuerzo necesario para garantizar la estabilidad macroeconómica deberá ser a cargo de un ajuste en el gasto público de la Federación; es decir, le tocará al Gobierno de la República apretarse el cinturón, no a las familias, ni a las empresas de México”. Para que no quedaran dudas, el mandatario sentenció: “Insisto, el ajuste recaerá en el Gobierno y no en la ciudadanía”. Es aquí donde inicia la utopía de la administración peñista.
Cuando han empezado a ser del dominio público las partidas y cifras donde se realizará el ajuste a los gastos del gobierno, sucede que éste se dará en rubros fundamentales que afectarán el bienestar de las familias, como lo son educación, salud, programas de empleo, seguridad, ciencia y tecnología, y cultura, entre otros. Si esto no es otro apretón a las familias, ¿entonces qué es?
El gobierno proyecta un recorte en su gasto para el próximo año que asciende a 239 mil 700 millones de pesos (1.2% del PIB). Es necesario precisar que actualmente el pago a la burocracia absorbe 42 por ciento de la recaudación. (El Economista 12-09-2016), concepto que duplica al de la inversión.
Desde luego que las incongruencias de una supuesta austeridad oficial no tardaron en salir a flote: Los poderes Legislativo y Judicial y los partidos políticos no sólo salvan el “apretón de cinturón”, sino que, incluso, recibirán mayores recursos de los obtenidos en 2016. Como se observa, hay excepciones y consentidos cuando de recortar presupuestos se trata. Sería un “desatino y osadía política” quitarles un solo centavo a los otros poderes de la Unión. ¿Y cómo?, si los señores legisladores son los que aprueban los presupuestos. No se van a dar un tiro en el pie.
Por ello la suspicacia es irremediable, y lo es cuando se privilegia destinar cantidades superiores al pago del servicio de la deuda pública en lugar de asignarlas a mejorar la educación pública, a crear tecnología de punta, a la indispensable infraestructura para sacar a este México del subdesarrollo al que pareciera estar condenado, siempre a causa de los malos gobernantes que padece.
No es posible que la brecha enorme de la desigualdad imperante en el país se haga cada día más amplia y profunda, favoreciendo a sectores y funcionarios (saludos, señores ministros, legisladores y secretarios de Estado), y en contraparte áreas que resultan neurálgicas para el desarrollo y bienestar de los mexicanos sean castigadas severamente en sus recursos con inmorales recortes.
Resulta, por lo tanto, una falacia que el recorte al gasto oficial para 2017 sea aportado únicamente por el gobierno. La sociedad pagará, irremediablemente, las consecuencias del “apretón”. Por lo pronto, no son pocos los especialistas que advierten de las perniciosas consecuencias del multicitado Presupuesto de Egresos para el año siguiente, como Francisco Reyes Durán, especialista en economía de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) León de la UNAM, quien este viernes aseguró:
“El Proyecto de Egresos de la Federación 2017, que entregó este jueves el Poder Ejecutivo Federal, lejos de ser una propuesta responsable, le apuesta a la contracción económica como estrategia para desatender sectores estratégicos por parte del Estado y a que la iniciativa privada invierta en esas áreas”. Así la denuncia de los expertos. Entonces, tampoco hoy aplaudo.
GRACO RAMÍREZ Y SUS FANTASÍAS
El gobernador de Morelos, Graco Ramírez, no ve la hora en que termine su cuestionado gobierno. Las cada vez más intensas presiones sociales para que se vaya lo tienen en un febril estado de incertidumbre y ha optado por la “declaracionitis”, intentando limpiar su erosionada imagen. Acción imposible. El perredista es repudiado en ese estado y por más que se afane en “justificar”, ahí está su desastrosa gestión.
@BTU15