Actualmente Sidronio enfrenta dos causas penales: una por portación de armas de fuego de uso exclusivo de las fuerzas armadas y otra por delincuencia organizada en la hipótesis de contra la salud, con fines de fomento.
De acuerdo con la investigación del caso Iguala, Gildardo López Astudillo, El Gil, presuntamente ordenó el asesinato e incineración de los 43 normalistas en el basurero municipal de Cocula, tras la orden que recibió de su jefe, Sidronio. En el expediente se menciona que El Gil informó a Sidronio, a través de un mensaje de texto enviado por celular, el conflicto que se había suscitado en Iguala el 26 de septiembre, con la llegada de normalistas en varios autobuses.
El Gil adjudicó los actos de los estudiantes al grupo de Los Rojos, organización delictiva que disputa a Guerreros Unidos el control territorial de Guerrero, Morelos y el Estado de México. Con la información que recibió, Sidronio presumió que los hechos en Iguala eran obra de los gatilleros enemigos y aprobó acciones para defender su territorio, donde tenía acuerdos con el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, y la esposa de éste, María de los Ángeles Pineda Villa.
Lo anterior provocó que El Gil ordenara el levantamiento y secuestro de los normalistas, quienes fueron llevados a bordo de vehículos de la policía municipal, particulares y camionetas de redilas al basurero de Cocula, donde se afirma que fueron ejecutados, según declaraciones de otros sicarios que participaron.
El 17 de octubre de 2014 fuerzas federales capturaron a Sidronio en la carretera México-Toluca. Durante casi dos años, la PGR ha perfeccionando la averiguación previa contra El Chino por el secuestro de los 43 normalistas; aseguran que la pesquisa es sólida y se ha allegado de diversos elementos para demostrar que sí ordenó las acciones que transmitió a El Gil.
Fuente: Milenio