El dispositivo abarcará a toda la ciudad, no sólo el recinto en el que se instalan las carpas de la feria, que estará vallado y al que no se podrá entrar con mochilas y grandes bolsos, como ya anunciaron las autoridades muniquesas el pasado agosto.
En rueda de prensa para presentar el dispositivo organizado para la fiesta, que incluye una treintena de videocámaras de seguridad, el vicepresidente de la Policía de Múnich, Werner Feiler, explicó que se parte de la base de que hay «un riesgo abstracto elevado», aunque insistió en que no hay «ningún indicio que apunte a un peligro concreto».
El nuevo concepto de seguridad se ha diseñado teniendo en cuenta los tres graves ataques de julio en la región: los dos atentados de inspiración yihadistas registrados en un tren de cercanías de Würzburg y en la localidad de Ansbach, y el tiroteo mortal protagonizado por un joven en un centro comercial de Múnich.
Además de incrementar la presencia policial, se realizarán controles selectivos a los visitantes de la Oktoberfest, que el año pasado atrajo a cerca de 6 millones de personas a lo largo de las dos semanas de fiestas.
REFUERZOS INTERNACIONALES
Como en ediciones anteriores, se prestará especial atención a los carteristas y a la policía de Múnich se unirán 25 agentes especialistas en este tipo de delitos procedentes de España, Suiza, Holanda, Hungría y Noruega.
Actuarán de paisano, mientras que agentes uniformados de Francia e Italia se sumarán al dispositivo policial.
La Oktoberfest comienza el sábado con el tradicional desfile de carrozas engalanadas y trajes regionales y con la apertura del primer barril de cerveza por parte del alcalde de Múnich, Dieter Reiter.
A partir de entonces y hasta el 3 de octubre, si se mantienen las cifras de años anteriores, se venderán más de 7 millones de litros de cerveza.
Fuente: Excélsior