Eight Days a Week: The Touring Years (Ocho días por semana: los años de gira), realizado por Ron Howard (Apolo 13,Willow, El código Da Vinci), sigue a los cuatro componentes del mítico grupo por la carretera durante cuatro años, de 1962 a 1966. Un recorrido que los conduce de su ciudad natal de Liverpool a una serie de giras estadounidenses, en plena «Beatlemanía».
La proyección trajo buenos recuerdos a McCartney, de 74 años y presente en el pase de Londres, después del preestreno mundial que tuvo lugar en Liverpool el mismo jueves.
«Esto nos recuerda grandes momentos, evidentemente, cuando tocábamos con John (Lennon) y George (Harrison)», los otros dos miembros del grupo hoy fallecidos, declaró el músico británico a la prensa. «Es muy emocionante y muy especial volver a ver todo esto».
A su lado, en esta sesión única, Ringo Starr, de 76 años. Yoko Ono y Olivia Harrison, las viudas de John Lennon y George Harrison, también estaban presentes, además de muchas celebridades, entre ellas Madonna.
Medio siglo después de su último concierto importante, en San Francisco, Ringo Starr consideró «magnífica» la persistente popularidad de los Beatles.
«La gente quiere a los Beatles. Nosotros éramos dos de ellos, y aquí estamos hoy», declaró.
El documental incluye archivos que muestran a los Fab Four acosados por las fans, cuando era «más populares que Jesús», una fórmula de John Lennon que desató la ira de los conservadores estadounidenses.
En una entrevista, Lennon estima que la histeria provocada por su aparición en el escenario transformaba las actuaciones en «ferias de monstruos».
«La música ni se oía», explicó.
Cansados por estos años en la carretera, deciden parar los conciertos en 1966 y consagrarse a la grabación de discos.
McCartney afirmó el miércoles en la BBC que fue el último del grupo que decidió abandonar los conciertos, después del celebrado en el Candlestick Park de San Francisco, en el que se sintió sobrepasado.
Los Beatles se dieron cuenta entonces de que había llegado el momento de dejarlo, confirmó Ringo al canal británico. «Sencillamente, estábamos hartos. Sabíamos que era el último concierto. Era hora».
Tres años después, volvieron a actuar en el tejado de un edificio de Londres en lo que sería una última y legendaria aparición pública del cuarteto.
«El hecho básico, a propósito de los Beatles, es que éramos un buen grupito», estimó McCartney.
«Por eso es que vernos actuar como grupo es formidable, porque si no, no hubiéramos podido grabar. Esto es lo que nos permitió hacer todo lo que grabamos».
Fuente: La Jornada