Una vez más Luis Enrique apostó por las rotaciones en su once inicial. A la ausencia ya conocida de Busquets en el centro del campo se sumó la de Sergi Roberto, que ocupó plaza en el banquillo. Ambas circunstancias propiciaron una modificación de dibujo con defensa de tres compuesta por Piqué, Mascherano y Umtiti.
Hombres como Neymar e Iniesta no se encontraban cómodos en la conducción y a las pérdidas les seguían rápidos contraataques del Leganés, que llevaba peligro por los extremos y encontraba en Gabriel al canalizador del juego de ataque.
Hacía falta alguien que encendiera la luz del Barcelona y en esta ocasión se encargaron de hacerlo Lionel Messi y Luis Suárez. No habían avisado, no habían intimidado, pero aparecieron para reinventar el relato de los hechos.
Al minuto 15 el argentino bajó hasta campo propio para enviar de primeras un pase en profundidad al uruguayo. Iniciaron entonces los dos una carrera desbocada en paralelo que acabó en el área, con el primero empujando a la red la asistencia del segundo.
Ya con la tranquilidad de ir por delante y con los anfitriones dispuestos a seguir intentándolo, el equipo comenzó a encontrarse cómodo. Insua obligó al lucimiento de su compañero Serantes en un balón desviado mientras que Suárez y Messi volvieron a encontrarse.
Fue a la media hora. Un balón muerto lo cazó el argentino y a la sombra de la media luna fue sorteando contrarios hasta plantarse frente Serantes. Ante la tesitura de terminar él la acción o regalarle el tanto a Suárez, eligió la segunda.
Faltaba Neymar por marcar en la llamada «MSN» y cumplió con su papel. Lo hizo al filo del descanso cuando puso el broche a una jugada que, de nuevo, había empezado con la combinación de sus dos compañeros de ataque. Todo sentenciado, pese a lo cual la grada despidió a los suyos al intermedio gritando «Lega, Lega».
De vuelta al verde salieron otra vez los pepineros voluntariosos y Koné puso a prueba a Ter Stegen. Menos necesitaron los azulgranas para aumentar la cuenta. En su primer acercamiento Bustinza derribó claramente a Neymar en el área. Messi transformó con acierto el penalti.
A partir de ese momento desde el banquillo se empezó a mirar de reojo al partido contra el Atlético. Alcácer reemplazó a Suárez, Arda Turan a Rakitic y Denis a Iniesta. Este último cambio llegó poco después del golazo de la tarde, a cargo de Rafinha con un golpeo imparable desde la frontal con destino a la escuadra.
Hasta el final, los de Garitano buscaron con orgullo la diana del honor y esta acabó llegando cuando quedaban 10 minutos gracias a un impecable lanzamiento de falta de Gabriel. Fue el colofón a una jornada ya histórica, la primera en la que el Barcelona pisó Butaque.