Dinámica en el caballete natural en la barra impecable en el piso y brillante en general. Y ahora finalmente campeona olímpica.
Dos puntos por detrás Alexandra Raisman, de EU, mientras que el bronce fue para la rusa Aliya Mustafina, que retuvo la tercera plaza obtenida en Londres.
Biles, de 19 años, sigue a toda velocidad por su autopista dorada hacia el récord de convertirse en la primera gimnasta de la historia que se va de unos mismos Juegos con cinco de los seis títulos posibles.
Esta vez no hubo suspenso en lo que era la crónica de un oro anunciado, pero sí un final apoteósico con Biles volando de nuevo sobre el tapiz a ritmo de samba, sonriendo y haciendo divertida esa exactitud que se construye con miles de repeticiones en la oscuridad de un gimnasio.
La campeona mereció las mejores notas de la final en salto, barra y suelo. Sólo flaqueó, como es habitual, en las asimétricas.
El oro tenía dueña. Y nadie tenía la más mínima duda de quién sería. Tampoco Biles, que corrió a abrazarse con su compatriota Raisman para celebrar la excelente competición de ambas.
Propietaria del récord histórico de oros mundiales (10) y reina de la gimnasia desde hace tres años, Simone con sus actuaciones va aprobando con nota cada examen de su carrera para ingresar al grupo de los dioses olímpicos.
La chica adoptada por sus abuelos siendo pequeña y descubierta por la madre de la entrenadora Aimee Boorman durante una visita al gimnasio en el que Boorman entrenaba se ha convertido en toda una fuerza. No ha perdido una competencia de All Around desde de 2013.
La gimnasia artística se toma dos días de descanso antes de abordar las finales por aparatos.
Fuente: Excélsior