El pasado 29 de junio se cumplieron dos años de la formación del autodenominado Estado Islámico (EI), pero con este aniversario no se marca un buen momento para los yihadistas.
Cuando se formó el califato se reportaba que EI estaba presente en 7 países y controlaba cerca de la mitad del territorio en Siria y entre el 30 y 40 por ciento de Irak, pero, aunque hoy cuenta con ramas operativas en 18 países, perdió el 45 por ciento del territorio controlado en Irak y el 20 en Siria.
Por otro lado, el número de combatientes ha sido menguado.
En 2014 se reportaba un cuerpo de 35 mil combatientes en el EI, y ahora la coalición liderada por Estados Unidos afirma haber eliminado al 30 por ciento de su fuerza.
«Aunque estén perdiendo en todos los flancos desde Irak a Siria o Libia, por ahora la consigna de los líderes yihadistas es ‘quedaros y luchar para salvar el califato'», señaló Maya Yahia, directora del Centro Carnegie de Beirut.
Pero el declive del califato no se debe únicamente a los esfuerzos internacionales, como son la reciente ofensiva de la coalición contra Sirte, Libia, y la eficacia de Egipto para evitar que EI se establezca de manera permanente en su territorio.
Entre estos problemas, Abu Ahmed, cofundador de Raqqa-SL, señala la ingobernabilidad de la propia capital, Al Raqa.
«Ahora los muyahidines se dejan ver menos en las calles por temor a los bombardeos. Incluso los nuevos administradores del ISIS ya no anuncian sus nombres públicamente como hacían antes», destacó en una entrevista por Skype Ahmed.
«Cambian las leyes a cada rato y ya no hay una estrategia clara».
Dentro de la capital del EI, el hartazgo de la población se hace más grande por los beneficios que reciben los muyahidines (combatientes), entre ellos la educación y una buena atención médica.
Por el momento, la coalición sigue bombardeando posiciones de EI, y Mohamed Eljarh, analista del think tank Atlantic Council, señala que algunos líderes en Sirte han abandonado la ciudad.
«Tras la probable caída de Sirte, algunos milicianos podrían alistarse a otros grupos extremistas libios, como Ansar al-Sharia, o bien permanecer en el ISIS como células durmientes», añadió Eljarh.
El analista cree que ahora, en lugar de intentar controlar un territorio, la milicia yihadista podría basar su nueva estrategia en atentados terroristas.